«Nosotros hemos sido los últimos, pero esto no es un problema solo nuestro, es de todo el pueblo». María, nombre ficticio de una vecina de Agost, relata la «pesadilla» que ella y su familia, su madre y la de su hermano confiesa que están viviendo. El mes de agosto les está resultando una pesadilla interminable. «Vivo puerta con puerta y me he tenido que ir de mi casa porque tengo pánico. No salgo ni a comprar el pan porque tengo miedo, tengo crisis de ansiedad y el pequeño de mis hijos tiene terrores nocturnos», cuenta la cuñada de María, vecina de quien dice «nos están haciendo la vida imposible».

«Estamos amenazados de muerte, nos insultan y nos han agredido. A mi marido y a mi hermando en nuestra calle, delante de mis hijos de 2 y 8 años y de mis sobrinos que tienen 11 y 7 años», cuenta. Todo empezó en plenas fiestas de San Roque a mitad de agosto, cuando cenaban en la calle. «Llamaron a la policía para decir que les estábamos molestando, la policía les dijo que en fiestas se puede cenar en la calle, pero quitamos la música. Les dio igual, empezaron a insultarnos y ya recogimos y nos marchamos», relata María. «Al día siguiente el hijo amenazó a mi marido. Y más tarde el padre, la madre y el hijo estaban esperando a mi hermano y a mi marido que no se lo esperaban y les pegaron delante de los niños», añade. «Fuimos al centro de salud para poner un parte de lesiones. Y a los 10 minutos llegaron ellos, atravesaron su coche y la gente como les tiene pánico cerró la puerta con llave y nos quedamos fuera y empezaron a pegarnos. Lo más grave fue que a la pareja de mi madre le dieron con una barra de hierro en la espalda. Si le dan en la cabeza no lo cuenta». Su cuañada añade, «tenemos miedo porque no sabemos.cómo van a reaccionar y que a la próxima nos maten».

«Nos ha tocado a nosotros»

«Son muy conflictivos», afirma María «buscan problemas y pelea, meten a los menores de por medio y se dedican a denunciar», cuenta María, quien lamenta, «ahora nos ha tocado a nosotros». «De hecho, pretendieron denunciarnos diciendo que les habíamos pegado a la hora en la que estábamos poniendo la denuncia ante la Guardia Civil», añade. Y confiesa, «nosotros queremos que nos dejen en paz, que les pongan una orden de alejamiento».

El propio alcalde de Agost, Luis Vicente Castelló, corrobora que este grupo familiar está poniendo en jaque al municipio porque afirma «viene de lejos y esta semana otros vecinos han venido a quejarse diciendo que les insultan por la calle. Es algo continuo. Yo les digo que estamos actuando».

Comunicado al jugado

El alcalde reconoce que desde el Ayuntamiento han hecho hasta donde pueden y admite que poco más pueden hacer para proteger a los vecinos que pedir a la policía que esté más atenta: «Nosotros protección no podemos dar, les decimos que cuando tengan algún problema llamen a la patrulla».

A renglón seguido la mujer que ha tenido que dejar su casa reconoce que «para ir a comprar el pan no voy a llamar a la patrulla, y tengo miedo y por eso no salgo».

El alcalde advierte que esta situación «la tienen que solucionar los jueces» y señala que « después de todos estos hechos, cuando vimos que la cosa podía llegar a algo peor presentamos un escrito al juzgado de Novelda y al Ministerio Fiscal adjuntando todos los partes policiales y explicando el tema y pidiendo que tomen medidas. Nosotros no podemos actuar, son los jueces», insiste Castelló, quien se reconoce preocupado por sus vecinos

«Hay insultos y amenazas. Yo no he sido testigo, pero sé los partes policiales que tengo y recibo las quejas de la gente. Tenemos más de 25 partes también con insultos a la policía local», añade el alcalde. De hecho «el hombre que es de familia de Agost, tiene una orden de alejamiento de sus padres por agresiones. He hablado con los padres, son una familia trabajadora, y lo que quieren es que esto se acabe».

Castelló reconoce que en las últimas semanas se ha agravado la situación «después de ver los últimos acontecimientos, con partes, amenazas a la policía, insultos bastante fuertes, agresiones», declara. Y explica que entorno a todos los acontecimientos «no hay motivo para que se comporten como lo hacen».

Quema de un coche

Otra de las últimas situaciones tensas ocurrió hace unos días. La madre de María vive en una urbanización con su pareja en una zona opuesta a donde vive la familia «que nos está amargando la vida». Era de madrugada cuando el coche empezó a arder. «Me di cuenta y pude apagarlo enseguida. Podría haber sido una tragedia porque hay dos motos y otro coche al lado del mio», cuenta el propietario que confiesa «ahora no duermo por las noches. Tengo que estar vigilando que no pase nada». Asegura que «los vi a ellos quemando el coche y además, la policía también les vio venir hacia aquí», explica.

«Mientras no se hace nada nosotros estamos sufriendo y los evitamos, pero ellos te buscan», cuenta María que confiesa que se sienten impotentes. A las denuncias presentadas ante la Guardia Civil también añaden una recogida firmas pidiendo que se tomen medidas «y hemos recogido más de 600», explica. «Cualquier cosa que pase en el pueblo, lógicamente me preocupa, son temas delicados y lo que queremos es tranquilidad. No sabemos cómo van a actuar, por eso nos hemos dirigido a la Justicia y el Ministerio Fiscal nos ha contestado que ha abierto expediente», concluye el alcalde.