Año tras año, el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig y la Policía Local trabajan de manera conjunta para educar a los más pequeños en las normas de circulación. Si bien los niños no están todavía en edad de conducir, para el Consistorio es importante una formación vial temprana para convertirlos en futuros conductores respetuosos y en óptimos peatones y contribuir así a su autonomía y, porque no, a su crecimiento motriz.
El curso 2016/2017 se ha cerrado con la participación de más de 2.300 alumnos de primaria en el programa de Educación Vial que imparte la Policía Local. Todos los colegios públicos del municipio, así como el centro privado Santa Faz, han recibido la visita de una pareja de agentes, que han sido los encargados de impartir el taller.
Tal y como explicaron desde el Consistorio, el objetivo fundamental que persigue este programa es sensibilizar a la población infantil de la importancia de la educación vial, haciendo especial hincapié en el uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible. La concejal de Policía, María Isabel Martínez, entiende que «trabajar con los niños es fundamental porque son el futuro y asimilan muy rápido los conceptos, las normas de tráfico y aprenden desde la base lo importante que es respetar las normas y a los demás, por el bien de la seguridad de todos».
El proyecto consta de tres tipos de actividades, todas ellas interactivas: Prácticas de circulación en un circuito móvil que se instala en los patios de los colegios, salidas al parque infantil de tráfico que se ubica en el parque Adolfo Suárez, así como charlas informativas en las aulas. «Son sesiones muy participativas», asegura Martínez, «y tienen una gran aceptación entre los escolares. Prueba de ello es que todos los centros las demandan. Podemos decir que San Vicente es un municipio referente en la provincia en lo que respecta a Educación Vial». Y es que, este programa se imparte desde el año 2010 y su demanda ha ido en aumento.
Además, los alumnos de sexto de Primaria salen a la calle junto a los agentes, uniformados con chalecos y gorras, con el fin de ponerse en el lugar de la Policía. En concreto, esta práctica consiste en detectar infracciones entre peatones y conductores. «Se trabaja siempre desde el refuerzo positivo, inculcando no sólo los conocimientos sino también el respeto, para conseguir ciudadanos formados y concienciados», recalca la edil del Partido Socialista.
