Los sanvicenteros han crecido teniendo entre sus instituciones inamovibles su cine, el cine La Esperanza. Allí se han hecho mayores muchas generaciones que recuerdan películas que les marcaron, el primer amor, los primeros besos al abrigo de la oscuridad, y el paso inexorable del tiempo. El cine se instaló en San Vicente del Raspeig en 1928 y por aquel entonces ofrecía películas de cine mudo que eran acompañadas al piano, que hoy en día se conserva. Los sanvicenteros de más edad lo recuerdan, mientras que para todos el cine es un sitio especial porque allí han disfrutado del séptimo arte y de la magia que tiene el cine.
En la era en la que para ir al cine se debe de acudir a las afueras porque se encuentran generalmente en centros comerciales, aguanta como los galos el formato de cine de siempre, con un precio asequible que atrae a personas de toda la comarca que pueden ver los últimos estrenos por tres euros.
El cine cuenta con 1.156 butacas y en la época estival abre a la vez un cine de verano con capacidad para otro millar de espectadores que tienen la oportunidad de ver la película en torno a una mesa donde cenar tranquilamente a la fresca mientras se disfruta del estreno de la semana. Los alicientes que mueven a cientos de personas a acudir a este cine de los de antes son su módico precio y el poder llevar el bocadillo de casa y comerlo mientras se disfruta de la película.
En 1950 la familia Alberola lo compró y desde entonces lo han regentado ya tres generaciones y enfila la cuarta que se hará cargo del negocio familiar.
«Titanic» arrasó
Por sus pantallas han pasado los grandes estrenos y las películas que han marcado a cada generación. Muchas han generado especial interés, y si ha habido un momento importante en la historia reciente del cine ha sido la proyección de la película «Titanic» que permaneció durante tres semanas en la cartelera. Pasaron por el cine cerca de 10.000 personas y las grandes colas que se formaban obligaron a pedirle a la Policía Local que regulara el tráfico de las calles adyacentes al cine porque se colapsaron los accesos.
El alcalde de San Vicente del Raspeig, el socialista Jesús Villar, que desarrolla una campaña para poner en valor las industrias y empresas locales, destaca el sabor especial que tiene este local, muy querido por los sanvicenteros. El primer edil reconoce que «es uno de los reclamos turísticos de San Vicente, y un revulsivo de la economía y de la cultura local».
