Los viandantes y conductores tienen que ser más cuidadosos y saber dónde meten el pie o la rueda de su vehículo. Es, en resumen, una síntesis de las cuatro contestaciones que el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig da a cuatro vecinos en la junta de gobierno. Se trata de cuatro resoluciones de los expedientes desestimando los recursos interpuestos de responsabilidad patrimonial por caídas y en un caso, por un socavón al que se metió un vehículo.

El Ayuntamiento resuelve la reclamación de una vecina que recurrió la decisión de no indemnizarla tras caerse y romperse un brazo al tropezar con un alcorque en el que no había árbol. La mujer advertía de la falta de iluminación de la calle cuando ocurrieron los hechos y la peligrosidad del agujero sin el árbol. El Ayuntamiento reitera que había iluminación en la zona porque no constaba ninguna incidencia en la zona. Y que la vecina debió prever la existencia de alcorque porque «el pequeño tamaño y el carácter repetitivo de los mismos en la acera hacen previsible su existencia, a pesar de no contener un árbol, y fácilmente detectable en el caso de que el viandante circule con atención por la misma».

Desestima una reclamación de 576 euros por los daños sufridos en un coche en el Camí de la Sendera por un bache de grandes dimensiones. El informe advierte que «con una conducción prudente y que respetase el límite de velocidad se podría haber advertido sin problemas dicho bache».

Otra vecina reclamó al Ayuntamiento por las lesiones sufridas en la calle Ramón y Cajal al caerse tras meter el pie en un agujero que había en el asfalto. El Consistorio reconoce que había una degradación del pavimento, pero que éste estaba en la banda de aparcamiento, «en una zona no habilitada para el tránsito peatonal». La última reclamación era por una baldosa levantada en la zona de los Juzgados de San Vicente. Tras la inspección de la zona, en la respuesta que el Consistorio ofrece a la demandante apunta que ha comprobado «una ceja en el pavimento de unos 2 centímetros y unos dos metros de longitud» y atribuye el levantamiento del pavimento a las raíces de los árboles. Expone que se trata de algo inevitable y que «debería ser salvado sin dificultad por las adecuadas aptitudes físicas de los usuarios de la vía».