? Desde la familia propietaria de la torre mostraron su sorpresa por esta polémica, ya que desconocían que seguía siendo un inmueble protegido, un desconocimiento que era extensivo a parte del Ayuntamiento. De cualquier forma destacaron que la actuación ha sido realizada respetando al máximo el inmueble, por parte de un familiar arquitecto con experiencia en rehabilitación de inmuebles históricos, y que la intervención ha sido mínima y por razones de seguridad.

Explicaron que la actuación se ha debido a que un vecino se quejó del peligro de accidentes por parte de los niños de la zona -esta en una calle semiurbana-, ya que había riesgo de que cayera alguna piedra. Por ello se procedió a un recatado urgente del lienzo que da a la calle -hay varias viviendas adosadas- «para preservar la seguridad», reiterando que en ningún caso se quería hacer daño alguno a un bien que pertenece a esta familia desde hace dos siglos. Explicaron que se presentó un proyecto justificado y que sólo se ha aplicado un mortero de cal para evitar la caída de las piedras. Y también vincularon esta denuncia a la negativa de la familia a que los arqueólogos realizaran unas catas en la zona que conllevaban la apertura de zanjas, al considerar que no se garantizaba la seguridad y que la responsabilidad sería de la dueña.