La nueva celebración de las "Festes Patronals i de Moros i Cristians" de Sant Vicent del Raspeig es un buen motivo para reflexionar, desde una perspectiva global, sobre sus orígenes socioeconómicos, sus características y su relación con el modelo de ciudad y su futuro. La fiesta patronal sanvicentera hunde sus raíces en las más antiguas tradiciones culturales mediterráneas y europeas. Fiestas unidas al devenir de la naturaleza, a sus ritos y a sus ciclos y, más concretamente, a sus ciclos agrícolas. Es una fiesta agraria, puesta bajo la advocación de un santo, Sant Vicent Ferrer; el santo valenciano por excelencia.

La fiesta se realiza inmediatamente después del equinoccio de primavera; tras la desaparición del frio invernal, con el comienzo de la primavera y el alargamiento de las horas solares. Cuando en el campo comienza a verdear la cebada, despunta la barrilla, el almendro empieza a enseñar sus futuros frutos y se esperan lluvias; es el momento de realizar una pausa, celebrar las fiestas y "demanar al sant".

La imagen del santo es sacada en procesión, por las calles del caserío y los campos colindantes, por caminos entre bancales, acequias, "senies" (norias) y "vessants". Es una rogativa de abundantes lluvias primaverales y ausencia de granizos que dieran el último estirón al duro trabajo realizado.

La fiesta patronal sanvicentera combinaba la fiesta agraria con actos religiosos, lúdicos-recreativos, fuegos artificiales, música y bailes, "danzas al estilo del País" (sic), económicos, (el Porrat es una feria comercial anual de ámbito comarcal). Y era motivo de concentración de los habitantes de primero la partida y luego municipio. La tradicional fiesta llega más o menos intacta hasta los años sesenta del pasado siglo. Desde los años treinta va a coexistir con la fiesta de Fallas o Fogueres; esta nueva fiesta representa el cambio socioeconómico de la agricultura a la industria.

En los años 70 del siglo pasado, se van a producir los cambios y las innovaciones que van a modificar radicalmente las fiestas. Las estructuras tradicionales de las fiestas patronales se revelan insuficientes para dar participación a la nueva sociedad sanvicentera, más numerosa, urbanizada y con una economía industrial y de servicios. La respuesta es la instauración o ampliación con la fiesta de "moros i cristians".

La nueva fiesta de moros y cristianos permite una mayor participación a través de las comparsas o asociaciones festeras. Se produce una yuxtaposición de la antigua "festa patronal" y la nueva "festa de moros y cristians". Integración y simbiosis entre los elementos de las dos fiestas. Se instaura el pregón en la noche del viernes anterior a Sant Vicent; antes la fiesta patronal comenzaba a medio día del sábado. Coexisten lo tradicional y lo "moderno".

La fiesta patronal sanvicentera ha acompañado a la sociedad del municipio desde antes incluso de su nacimiento como tal, ha sido producto de su evolución económica, reflejo de sus cambios y testigo de sus transformaciones. Y lo mismo ocurrirá en el futuro. Un incremento demográfico del municipio que no vaya acompañado por un paralelo incremento de su base económico es un crecimiento desequilibrado, lo cual influirá negativamente en el futuro de la fiesta sanvicentera.

El futuro de la "Festa sanvicentera" vendrá determinado por la evolución económica del municipio, como ocurrió en el pasado. Si Sant Vicent del Raspeig es la ciudad dormitorio del área, las fiestas serán las de una ciudad dormitorio. Si, por el contrario, el municipio es un subcentro metropolitano, con un urbanismo armónico, una economía equilibrada, diversificada y sostenible, las fiestas serán un referente cultural, social, turístico, además de festero, en un mundo globalizado. Las condiciones socioeconómicas del municipio incidirán directamente sobre la Fiesta: el "modelo de ciudad será el modelo festero".