La moda se ha metido en 4º de la ESO del IES Haygón para mostrar a los alumnos que no es oro todo lo que reluce. Que las colecciones se hacen a base de usar muchos recursos naturales, que muchas prendas llegan de países tan alejados como Bangladesh y que, sorprendentemente, resultan más baratas que fabricarlas más cerca. Se han concienciado sobre el consumismo, han aprendido a mirar las etiquetas y de dónde llega la ropa y se han vuelto más críticos. Han formado parte de una optativa dentro de la asignatura de Educación Plástica, Visual y Audiovisual que ha metido en el aula algo que suele estará fuera de ella.
Vicent Benavent estudia diseño y a su vez, es profesor y ha querido unir sus dos pasiones: la docencia y la moda. Está terminando sus estudios de Diseño y planteó a la profesora de Dibujo del Haygón, Almu Canet, realizar su proyecto de fin de carrera con las reacciones y propuestas de estudiantes que desconocían los entresijos del mundo de la moda. Y de este proyecto ha nacido una colección de ropa que puedan llevar tanto chicos como chicas que denominan «de género neutro».
«No es normal que la moda llegue al sistema educativo. Vicent me comentó su idea de meterla en el aula y a mí me gusta innovar e investigar y empezamos a trabajar en el proyecto». Comenzaron por preguntar a los alumnos qué conocen del mundo de las colecciones. Todos sabían de las grandes cadenas, pero «no lo que hay detrás», explica la profesora. «Y eso nos ha ayudado para tratar la concienciación, el respeto y el concepto de género neutro, ropa que todos podamos comprar y llevar».
Consumidores responsables
La profesora reconoce que no sabía cuál sería la reacción de los chavales con esta optativa en la que han trabajado durante cinco semanas y está muy satisfecha del resultado. En la parte teórica los alumnos han analizado qué compran, si es necesario lo que adquieren y si les parece lógico que haya tantas colecciones en un año.
En la parte práctica, el aula se convirtió en un taller en la que por compartimentos se desarrolló todo el proceso que lleva a crear una prenda. «Estaba la zona de los tejidos, de los colores, de las formas, todo como en un taller real», cuenta la profesora. Los estudiantes tenían que llevar una prenda y actuar sobre ella aplicando el concepto del género neutro. Los alumnos transformaron la ropa. Y actuaron sobre una chaqueta blanca de lino que llevó Vicent para transformarla. «Usaron el blanco y el negro, le pusieron un bolsillo y jugaron con la palabra 'freedom'».
Su propuesta ha sido crear una marca que acerque la moda más consciente como alternativa a las grandes marcas. «A partir de este problema hemos querido usar el diseño colaborativo, diseñar conjuntamente con los usuarios finales, y acercar a la gente que no tiene conocimiento de diseño a esto. Se pretende sacar prendas que se acerquen a la realidad del consumidor en cuanto a funcionalidad, ergonomía, prendas algo más alternativas o creativas», explica Vicent, que en junio presentará las conclusiones de su actividad con los alumnos del Instituto Haygón dentro su trabajo de fin de grado, que se plasma en 0.0: «El trabajo final es la creación de una marca que lleva implícito la sostenibilidad y el diseño colaborativo», explica Vicent.
«Ahora compro por necesidad»
Javi, Nacho, Mónica, Esther y Álex son varios de los 25 estudiantes de 16 años que han participado de esta experiencia. Y se consideran consumidores más concienciados.» Hemos descubierto que se gastan muchos recursos naturales. Ahora me lo pienso más para comprarme algo», confiesa Nacho. Y Mónica apostilla: «compramos por necesidad, no por tenerlo en el armario». Mientras Esther destaca que han aprendido a convertir ropa que se puedan poner tanto hombres como mujeres «y estamos orgullosos de nuestro trabajo». «Ahora que sabes lo que ha detrás de las colecciones de moda te frena, puedes usar la misma ropa que no pasa nada», cuenta Álex.
Valoran que se les haya dado vía libre para manipular la ropa y transformarla y que les hayan enseñado a valorar lo que les gusta, sin fijarse si es para chico o para chica.
«Lo más gratificante ha sido enseñar algo que está tan lejos del día a día de los institutos y trabajarlo en 4º de la ESO con otra perspectiva», resume la profesora.