¿Qué supone para usted ser el embajador moro?

Es un grado más de participación en las fiestas. Siempre que tienes un cargo las vives de otra manera, un poco más desde dentro, desde otra parcela. Conoces otros aspectos de los moros y cristianos. En mi caso, soy comparsista de Moros Nuevos que es capitanía general, así que me hacía especial ilusión ser embajador precisamente este año. De esta forma, va a coincidir que el embajador moro irá con el capitán general, ambos de la misma comparsa.

Para ser embajador acudió a la Escuela de Embajadores donde tenía otras personas que también querían serlo, ¿cómo logró ser finalmente usted el elegido?

Le puse empeño. Fui el primer día para ver el funcionamiento de la Escuela de Embajadores. Nos dieron el texto y estuvimos aprendiendo con los profesores Claudio y Ferran, los exembajadores que nos explicaron cómo eran las embajadas, el tono que debemos de usar... Nos pusieron como meta aprendernos el texto para primeros de año y me puse a ello. Y lo conseguí. A final de enero hicimos una prueba como si fuera un ensayo general y Martín y yo nos sabíamos el papel. Cumplí ese sueño de ser embajador en el año de la capitanía.

¿Volverá el año que viene a ser embajador?

No se sabe si el año que viene lo seremos. La Escuela de Embajadores sirve tener una cantera, tener personas que puedan hacer el papel, porque es un riesgo tener solo a una persona que puede tener un accidente, o quedarse afónico... una semana antes y sin plan B es un riesgo.

¿Qué le gustaría comunicar con su embajada?

Cada persona es diferente y su interpretación también distinta. Intentaré que quien escuche mi embajada se ponga en el lugar de aquello que pasó antaño y lo viva con la misma emoción con la que yo voy a vivirla.

¿Cómo le ayudará su profesión en su papel de embajador?

Soy funcionario, profesor asociado en la Universidad, y estoy acostumbrado a hablar en público y ese aspecto lo tengo controlado. Aunque, el hecho de estar acostumbrado no quita para estar nervioso y cuando llegue el momento habrá nervios.

Cómo ha sido su relación con las embajadas en los años anteriores?

He estado en ellas desde el año que empecé a salir porque soy arcabucero y estamos en el desarrollo de las embajadas. En estos 11 años he estado en 20 embajadas y me he fijado. De alguna manera sé lo que se siente. Además, hemos estado dando clases de lucha, Pepe es un esgrimista que nos ha enseñado las técnicas de la lucha medieval, posiciones y golpes. Llevamos una coreografía en las luchas.

¿Qué frase es la que más le gusta del guión?

Hay un párrafo largo en la embajada del sábado que me gusta. Es el momento en el que el moro ha ganado la lucha al matar al cristiano y termina diciendo: ¡Gloria pues a nuestra gente porque hoy se ha reconquistado el pueblo del San Vicente!».