Levantada hace más de 200 años, fue una distinguida mansión señorial, residencia de las tropas de Napoleón durante la ocupación francesa, albergue de esclavos de Cuba, refugio de monjas durante la Guerra Civil... y ha podido ser sede universitaria, un centro de día o corazón del Consejo Regulador del Turrón. Pero su destino será en breve la demolición para acoger dos pistas de pádel. El futuro de la Casa Geralda poco tiene que ver con su azarosa historia. Y es que el estado ruinoso que presenta este inmueble desde hace décadas junto con la ausencia de elementos arquitectónicos relevantes hacen difícil otro destino que no sea el derribo.

El Ayuntamiento de Xixona ha sacado a concurso las obras para la ejecución de dos pistas de pádel, que incluyen la demolición de este inmueble de principios del siglo XIX para levantar allí esta nueva dotación deportiva. La inversión ronda los 260.000 euros y el Consistorio espera que se ejecute en el primer semestre de este año.

Pese a tratarse de un emblemático edificio situado a la entrada sur al casco urbano, entre el polideportivo, el colegio Sagrada Familia y el campo de fútbol, visible su característica silueta desde la CV-800, el Ayuntamiento va a proceder a su derribo. Desde el equipo de gobierno recuerdan que pese a que tiene más de 200 años, no cuenta con protección alguna y carece de ningún elemento arquitectónico relevante. Su estado es ruinoso y peligroso, con importantes daños y agujeros en la cubierta.

La Casa Geralda es una masía que según el registro de la propiedad data de 1865, aunque su antigüedad es mayor pero difícil de determinar. Podría haberse levantado sobre el 1800, según se desprende de los materiales y sistemas constructivos que presenta. Durante casi siglo y medio perteneció a la familia Geralda, noble y acaudalada propietaria de la mayor parte de los terrenos que hoy ocupan el barrio y el polígono Segorb, además de otras grandes extensiones por Abió, Serra Sevila o la finca de Montoro.

Y su historia es apasionante, ya que a principios del siglo XIX se convirtió en residencia de las tropas de Napoleón durante la ocupación francesa (1808-1813), al tratarse de una casa noble. Un siglo después fue albergue de esclavos procedentes de Cuba tras la pérdida de la colonia (1898), y durante la Guerra Civil (1936-1939) pasó a ser refugio de monjas y sacerdotes que fueron escondidos allí por la dueña de la finca, muy vinculada a la Iglesia. La última propietaria del inmueble, Elvira Igual «La Geralda», legó la mayoría de sus bienes, entre los que estaba la masía, a la Iglesia. A partir de entonces su deterioro fue a más. En 1960 la mansión pasó al Obispado, y en años sucesivos la Parroquia dejó su uso a varias familias, hasta que se acordó su cesión junto con los terrenos del actual campo de fútbol de Sant Sebastià al Consistorio.

Mientras iba desarrollándose urbanísticamente esta zona con el campo de fútbol, la factoría de La Fama-Antiu Xixona, el barrio Sagrada Familia-Segorb, el polideportivo, el polígono, el colegio Sagrada Familia... fue aumentando el deterioro de lo único que había allí previamente junto con la ermita de Sant Sebastià, la Casa Geralda.

Proyectos fallidos

Ya durante la pasada década, esta mansión señorial estuvo en el punto de mira de diferentes proyectos, aunque ya entonces se advertía que su mal estado hacía inviable o muy costosa su rehabilitación, y se planteaba incluso una demolición y reconstrucción respetando su estructura original. Fue el caso de la Sede Universitaria de la UA, allá por 2002, cuando se descartó una reforma por su alto coste y mal estado. Pese a que se esperaba financiar la obra con fondos europeos, finalmente el plan quedó en el olvido y la sede universitaria se instaló en la Casa de Cultura, donde sigue actualmente.

En 2007, coincidiendo con la llegada de las elecciones, desde el PCIX, entonces en el equipo de gobierno junto con el PP, se hizo público el interés de una fundación sin ánimo de lucro de restaurar la Casa Geralda e instalar un centro de día y varias viviendas tuteladas del que nunca más se volvió a saber nada.

Un año después el Consejo Regular del Turrón se planteó trasladar su sede a la Casa Geralda, previa rehabilitación o reconstrucción, ya que buscaba un emplazamiento singular para una institución tan emblemática para Xixona, pero finalmente apostó por levantar unas nuevas instalaciones en el polígono El Espartal III que inauguró en 2010.

Tras una agitada vida de más de 200 años y barajarse como sede icónica para diferentes instituciones cuando su deterioro era ya imparable, la Casa Geralda apura sus últimos días como referente del sur del actual casco urbano, lo que fueron sus vastos dominios cuando allí sólo había tierras de labranza.