Hace algunos años, en “Historia de Jijona” (Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert”, 1995), Fernando Galiana reconstruía la intrincada evolución semántica de la ciudad a lo largo de los siglos. Desde el asentamiento original establecido en el monte Santa Bárbara (Utxonig), la denominación adoptada por los Romanos a partir del latín peña (Xaxum), su transformación durante el período árabe (Saxona) y el uso popularizado a lo largo del Medievo (Sexona y Seixona), hasta llegar a nuestros días (Xixona).

Xixona es una ciudad de contrastes. Aglutina historia y tradición. Innovación y modernidad. Invierno y verano. Turrón y helado. Regadío y secano. La montaña y un fabuloso dominio del horizonte sobre el Mediterráneo.

La economía de la ciudad tradicionalmente se ha perfilado de forma dual, arbitrando su desarrollo desde el siglo XIX entre industrias artesanas turroneras y heladeras. En las últimas décadas, además, otros sectores han contribuido a una ampliación del marco de acción industrial de la población.

No obstante, en tiempos de diversificación del modelo productivo, las ventajas competitivas que muestran un enclave e historia privilegiados pueden contribuir al impulso de la economía local. Por un lado, desde la visión que proporciona la sostenibilidad a largo plazo en el desarrollo del territorio. Por otro, a través de un diálogo que involucra a todos los agentes: emprendedores, instituciones públicas y ciudadanos.

En la intersección de ambos ejes surge una clara oportunidad competitiva. La apuesta por una industria turística de calidad configura una línea estratégica capaz de ofrecer propuestas de valor únicas y diferenciales para la ciudad dentro de un plan de diversificación económica del municipio.

Alicante, su proximidad a Xixona y el triángulo que ambas configuran junto a Benidorm ofrecen a Xixona una potente locomotora para la consolidación de la industria turística.

Este efecto tracción puede quedar alineado con el plan que prepara el Consell dentro de un nuevo paradigma turístico que articule el cambio de modelo y la búsqueda de rentas derivadas de la desestacionalización de la industria turística en la Comunitat Valenciana.

El equipo de Sinaia Marketing, liderado por Francisco Torreblanca y Paco Lorente, ambos profesores en ESIC Business & Marketing School, ha llevado a cabo en los últimos meses el estudio estratégico para la definición de la marca ciudad y de sus cuatro submarcas, dando lugar al desarrollo gráfico de la marca por parte de Brantz. Se trata de un primer paso decisivo en el proceso de diversificación del modelo económico de la ciudad en la dirección trazada por la alcaldesa de Xixona, Isabel López Galera, y la concejala de comercio, consumo, promoción y desarrollo económico y turismo, María Núñez Romero.

Este proyecto vio oficialmente la luz el pasado 19 de enero en el Pabellón de la Comunitat Valenciana de FITUR, y fue presentado en Xixona el 25 de enero.

El aprovechamiento de las oportunidades que en este momento ofrece la economía colaborativa (en rigor, gigeconomy o economía bajo demanda) y los magníficos entornos naturales con que cuenta el término municipal de Xixona para la realización de actividades de aventura suponen potentes herramientas de diseño para una industria turística de calidad.

En este sentido, las líneas de financiación para proyectos de la Unión Europea, a partir de sus programas de apoyo regional y urbano o investigación e innovación, pueden representar un decisivo respaldo para la acción público-privada.

El Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), en su apoyo a la competitividad, la sostenibilidad y la calidad del turismo a nivel regional y local, dentro del programa 2014-2020, centra su interés en la valorización de activos turísticos y culturales locales, así como en la búsqueda de innovación y diversificación de productos, procesos y servicios en base a especializaciones en mercados nicho que permitan la superación de los problemas de temporalidad económica y laboral, incidiendo en la potenciación internacional de Pymes y clústeres.

En su papel dinamizador, las entidades locales deben proveer mecanismos de participación que hagan posible inversiones orientadas al desarrollo sostenible del territorio.

Patrimonio cultural, fiestas, industria artesana y gastronomía constituyen elementos de alto valor añadido para la ciudad. La verdadera tradición constituye un recuerdo vivo que inspira e impulsa el presente. Xixona abre ahora una interesante y estimulante etapa en su futuro.