La media luna sólo resistió una noche coronando el castillo de El Campello. Los cristianos cumplieron con la tradición y protagonizaron una reconquista con puño de hierro con la que expulsaron a los invasores de la villa marinera. Y ya por tarde, la Retreta llenó de color y humor las calles, que viven hoy su última jornada de los Moros y Cristianos con un día de marcado carácter religioso con la Ofrenda, la Mascletà y la Procesión.

La lluvia abandonó ayer la escena campellera y la vibrante lucha disfrutó de un sol de justicia que fue testigo de la venganza de los cruzados, que tras rescatar de su cautiverio a su embajador, Pere Lluis Gomis, se lanzaron al asalto de la fortaleza con un feroz ataque. Primero fueron los arcabuces los que durante toda la mañana presagiaban la gran batalla. La pólvora envolvió el castillo hasta la llegada de los cargos festeros. Los moros refugiados en el castillo, y los cristianos a los pies de la atalaya. Los parlamentos no sirvieron para otra cosa que para exaltar a sus respectivas huestes. No había acuerdo posible. La batalla era inevitable.

Tras los arcabuces y las palabras, llegaba la hora de que hablaran las espadas. Primero con la decena de especialistas de la Colla Escènica, que lucharon a muerte con espadas, palos, puñetazos y patadas. Y después, el momento de la verdad de los líderes. El capitán moro David Brotons y su embajador José Antonio Baeza se enfrentaron espada en mano a sus homólogos cristianos, Jesús Giner y Pere Lluis Gomis, en la batalla final, que concluyó con los cruzados alzándose con la victoria y fundiéndose en abrazos con los hasta unos segundos antes acérrimos rivales, que capitularon sin condiciones. La guerra había acabado. Una danza cristiana escenificó la reconquista de la fortaleza, dando paso después a la Entradeta con la que culminaba el acto.

Río de disfraces

Tras la cruenta guerra, por la noche llegaban las risas con la Retreta. El centro de El Campello se convirtió en un río de colores con los disfraces de las comparsas. Unos de rabiosa actualidad y otros clásicos que no pasan de moda.

Ain Karim trajo la música con sus tunos, Kordofan hizo un repaso de la larga lista de personajes de Disney, Non Bebec se lo pasó en grande con los Juegos Reunidos Geyper, Veterans desenterraron viejos recuerdos y fiestas inolvidables con el Gallo Rojo, Meixemet protagonizaron unos divertidos coches de choque, Pollosos demostraron estar a la última con sus disfraces de emoticonos y Cristians del Campello pusieron la nota dulce con sus cupcakes. Igualmente Los Pacos viajaron hasta los años 50 y 60 con su particular y animada Grease, Cavallers del Temple enamoraron a los más pequeños con su Patrulla Canina mientras que Jaume I se transformaron en horchateros y Tercio de Flandes se convirtieron en maorís y divirtieron al público con su «haka», la danza de guerra de Nueva Zelanda. Otras comparsas aparecieron de piezas de Lego, de procesión de Rocío, de parchís o del Oeste.

Para hoy queda la jornada con la que se pone el cierre a los festejos, y que está marcada por los actos religiosos. A las 11.00 horas se celebrará la misa en honor a Santa Teresa, a las 12.00 horas la Ofrenda de Flores y Frutos a la Virgen de los Desamparados, a las 14.00 horas la Mascletà y a las 20.00 horas la Procesión, seguida del castillo de fuegos artificiales final.