Emilia Egea, viuda de Francisco Cebrián, conductor de grúa y exGuardia Civil asesinado en Mutxamel por la banda terrorista ETA en septiembre de 1991, ha sido el único familiar de las tres víctimas mortales que ha querido dar declaraciones a INFORMACIÓN sobre el permiso carcelario a «La Tigresa», responsable del asesinato de su marido.

Tras conocer la decisión del juez de la Audiencia Nacional, Emilia lo tiene claro y con contundencia, indignación y rabia afirma que «no debería volver a pisar la calle» ni «relacionarse con otras personas».

Después de tanto tiempo, a Emilia todavía le cuesta rememorar lo que vivió aquel fatídico día de septiembre del 91, cuando la explosión de un coche-bomba se llevó por delante la vida de su marido con el que tenía cuatro hijos. Pero si algo tiene claro es que nunca va a perdonar ni olvidar el daño que le hizo a su familia.

La viuda de Francisco Cebrián fue escueta en palabras. El dolor por lo que considera una clara injusticia y la necesidad de no remover el pasado son argumentos suficientes como para, 25 años después, no querer pronunciarse demasiado en este tema tan delicado para su familia. Por su parte, la hermana y la madre de Jose Luís Jiménez Vargas, uno de los policías locales fallecidos, no quisieron dar declaraciones ni opinar sobre la puesta en libertad de «La Tigresa». Jiménez Vargas cuenta con una calle en el centro del municipio, en una prolongación de la Avenida Carlos Soler, que se inauguró en 2007. Asimismo, los nombres de lo tres fallecidos por el coche-bomba, Jose Luís Jiménez, Victor Puertas y Francisco Cebrián, aparecen en una placa conmemorativa que se encuentra en la facha de un edificio donde tuvo lugar la explosión.