Las huestes moras derrotaron ayer con puño de acero a los cristianos en la segunda jornada de la Trilogía Festera de El Campello, en la que la lluvia volvió a hacer acto de presencia. Por la mañana se aplazaron los actos por los chubascos, retrasándose hora y media la Embajada con la esperanza de que escampara. La batalla se desencadenó sobre las 12.30 con el intercambio de fuego de arcabucería, pero fue iniciar los parlamentos a las 13.00 horas cuando la lluvia volvió a caer, leve pero persistente.

Pero eran demasiadas las ansias de fiesta de El Campello para dejarse amilanar por cuatro gotas, y tanto los ejércitos moro y cristiano como el fiel público resistieron la ligera lluvia para disfrutar de una feroz y apasionante batalla. Primero a cargo de los embajadores, Pere Lluis Gomis por los cruzados y José Antonio Baeza por los musulmanes, que ofrecieron una vibrante batalla dialéctica en la que la media luna instaba a los cristianos a pagar un tributo sensato para evitar su derrota y gozar de protección. Tras el Desembarco del miércoles y la victoria musulmana en la Torre de la Illeta, los cristianos se habían replegado tras los gruesos y altos muros de su castillo, cuyas llaves tuvieron de nuevo que rendir tras pasar de las palabras a la arena de la batalla.

Una decena de jóvenes luchadores, festeros con conocimientos de artes marciales que forman parte de la Colla Escènica, ofrecieron un año más un gran espectáculo a los pies de la fortaleza y bajo la lluvia. Sus espadas de acero rugieron en el fragor de una batalla en la que no faltaron saltos e intercambios de golpes. Tras caer los valientes luchadores cristianos, llegó el momento de los cargos festeros, donde tanto los embajadores como los capitanes, David Brotons por los moros y Jesús Giner por los cristianos, resolvieron sus diferencias en duelos singulares con espadas que culminaron con la media luna ondeando de la atalaya y con abrazos entre ganadores y vencidos, que hoy volverán a enfrentarse en la contienda definitiva, esta vez sin la amenaza de lluvia que ha estado presente en las dos primeras jornadas.

El acto terminó con el sensual baile de jóvenes musulmanas con la que las huestes moras celebraban la conquista de la villa marinera, y daba paso al repliegue de las comparsas a sus sedes para recuperar fuerzas tras una intensa mañana.

Ya por la tarde tuvo lugar la Entrada Mora-Cristiana con la que el bando de Alá remataba, en las calles, su conquista, sin que una breve llovizna afectara a su desarrollo. Hoy se resolverá el último capítulo de la Trilogía con la Embajada Cristiana a las 11.30 horas, seguida de la Entradeta. Por la noche, a las 20.00 horas, llegará la Retreta, quedando para mañana el día de marcado carácter religioso con el que culminarán los festejos.