El Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig toma nota de las experiencias de la ciudad de Pontevedra que, con poco más de 80.000 habitantes, ha dado un salto de calidad en menos de dos décadas. La peatonalización del centro y las medidas para favorecer la menor utilización del vehículo privado han dado sus frutos y, en 17 años, los ciudadanos han pasado de los movimientos de rechazo al principio, con protestas en los plenos municipales, a una oleada de vecinos que exigen peatonalizar su calle.

El alcalde, Jesús Villar, la teniente de alcalde y concejala de Urbanismo, Mariló Jordá, y las ediles de Medio Ambiente, Nuria Pascual, y Educación, Begoña Monllor, se reunieron ayer con el intendente jefe de la Policía Local de Pontevedra, Daniel Macenlle, para conocer de primera mano la experiencia de su ciudad para reducir el uso del coche en el centro. Un encuentro que se enmarca en las actividades que se celebran en San Vicente por la Semana Europea de la Movilidad, que arrancó ayer y entre las medidas se ha puesto en marcha los autobuses gratuitos.

Macenlle mostró el modelo de ciudad aplicado en Pontevedra en los últimos años, bajo la filosofía de conseguir «más espacio para los peatones y menos para los coches». En Pontevedra se ha logrado reducir el uso del vehículo privado en el centro de urbano. Además se ha limitado la velocidad a 30 kilómetros por hora en toda la ciudad y se han generalizado los pasos elevados para impedir que los conductores infrinjan esta norma.

Iniciativas que buscan conseguir una ciudad humanizada, pensada para los peatones, en la que se promueve el uso de la bicicleta y con caminos escolares para que los niños puedan ir seguros al colegio. Para ello, se han creado itinerarios para que los niños del centro vayan caminando al colegio. Así, desde la infancia se fomentan hábitos saludables y de movilidad.