Las nueve comparsas que forman parte de los Moros y Cristianos de Mutxamel se lucieron ayer por la tarde durante el gran desfile de la Entrada, el acto más importante de la trilogía festera del municipio. Tras varios meses de laborioso trabajo, las filàs transmitieron su amor y devoción por esta tradicional fiesta al numeroso público que ayer se concentró a lo largo de la avenida Carlos Soler.

Los asistentes, que desde antes de las 19.00 horas se acomodaban en las sillas de la Rambla o en alguna terraza para poder ver el pasacalles, se contaban por cientos. El tiempo acompañó y el público también, ya que no dejó de aplaudir y vitorear a los miles de festeros que participaron en la Entrada.

Como marca la tradición, el bando cristiano fue el encargado de abrir el desfile. Así, tras un grupo de cornetas y tambores, a la comparsa Pirates, que ostentó la capitanía cristiana el año pasado, le tocó romper el hielo. A continuación llegaron los Contrabandistas y los Templarios, con los que desfiló la escuadra de los Mozárabes, que aspira a convertirse en una nueva filà cuando consiga contar con más integrantes. Estas tres agrupaciones fueron el preludio del espectáculo que los Maseros prepararon con motivo de su Capitanía.

Si por algo se caracterizó el boato cristiano fue por ser totalmente tradicional y por darle protagonismo a los elementos de la huerta mutxamelera. Una gran casa de color rojo abrió el desfile de los Maseros, que quisieron rendir homenaje a uno de los productos más típicos de Mutxamel: El tomate.

Los Maseros ofrecieron al público una reproducción de la plantación, la recolección, el envasado y la venta de esta hortaliza. Para ello, contaron con varias plataformas en las que colocaron tomateras, mujeres realizando las tareas de envase y un gran mercado con dependientas y compradoras.

Un boato puramente costumbrista en el que la agricultura de regadío, histórica en la localidad de Mutxamel, estuvo presente con un decorado de El Pantanet y en la gran carroza sobre la que desfilaron los representantes de las huestes cristianas.

Sobre una gran catapulta y delante de un molino de agua, el capitán, Pedro Gallud Requena, la capitana, Isabel Pitalunga Tovar, y la abanderada, María Gallud Pitalunga ejercieron de reyes de la huerta. Visiblemente emocionados, arrancaron la ovación de los cientos de vecinos y visitantes que asistieron a la Entrada.

Tras un parón de varios minutos, los Abencerrajes, comparsa que ostenta este año la Capitanía Mora, aparecieron con unos trajes espectaculares, vistosos y elaborados que no dejaron indiferente a nadie. Su boato, que simbolizaba la influencia que este linaje nobiliario del norte de África dejó en el Reino de Granada, destacó por contar con tres bandas de música en las que participaron más de un 200 músicos.

Los Abencerrajes también ofrecieron varios ballets y espectáculos ecuestres que hicieron las delicias del público infantil. Asimismo, un prisionero cristiano rogaba, bajo la imagen de la Virgen de Loreto, que los mutxameleros abandonaran el pueblo porque se acercaban las huestes moras.

La emoción del capitán moro, Rafael Pastor García, de la capitana, Ángeles Martínez Sarabia, y de la abanderada, María Pastor Martínez, iba aumentando a medida que se acercaban a la zona de la tribuna, momento en el que derramaron alguna que otra lágrima.

Cerca de las 22.00 horas, el desfile se completó con el resto de las comparsas moras: Moros del Cordó, Zegríes, Xodios y Els Pacos.

La gran Entrada contó con la presencia del Director Territorial de la Presidencia, Esteban Vallejo, del coordinador de Políticas Sociales del PP en las Cortes, José Juan Zaplana, y del diputado provincial Carlos Castillo. Del mismo modo, también asistieron los alcaldes de las localidades de El Campello, Tibi, La Torre de les Maçanes y Busot, además de miembros de los gobiernos de los municipios de Sant Joan d'Alacant y Xixona.