Ni 24 horas tuvieron los integrantes de las huestes de la media luna para disfrutar de la conquista del castillo y de Mutxamel. Y es que, ayer por la mañana, el bando de la cruz exhibió sus armas y recuperó el poder de la fortaleza.

La Diana que se celebró a primera hora de la mañana marcó el inicio del último día de la trilogía festera. La avenida Carlos Soler volvió a convertirse en terreno de guerra y los atronadores trabucos avisaron del avance de las tropas cristianas, dispuestas a recuperar el control de la localidad.

Los arcabuces los cañones volvieron a teñir la Rambla de humo blanco tras la utilización de más de 100 kilos de pólvora, tal y como señaló Pedro Miguel Planelles, presidente de la Comisión de Fiestas de Moros y Cristianos de Mutxamel.

Las tropas moras no tuvieron más remedio que doblegarse ante el embajador cristiano, José Alberto Segura, que exigió, por la Virgen de Loreto, que el municipio volviese a ser territorio cristiano. Así, bajo la atenta mirada de los vecinos y visitantes que no quisieron perderse esta cita con la historia, los símbolos del ejército moro desaparecieron y dejaron paso a las banderas de los cristianos, que proclamaron su victoria y dieron gracias a la Patrona.

Minutos después, las nueve comparsas -Abencerrajes, Moros del Cordó, Els Pacos, Zegríes, Xodios, Maseros, Templarios, Contrabandistas y Pirates- acompañadas por sus bandas de música, desfilaron por Carlos Soler.

Ya por la tarde, se celebró un pasacalles que se inició en el barrio de El Ravalet y terminó en la plaza Nueva. A continuación, tuvo lugar una misa en honor a los festeros fallecidos y a la Virgen de Loreto y, una hora después, las filàs recorrieron por última vez la Rambla y se produjo la Entrega de Banderas en la puerta de la casa consistorial. A lo largo del día de hoy, los festeros celebrarán el «Día de los borrachos» con actividades en cada uno de los cuarteles.