La pólvora fue una de las protagonistas indiscutibles del día de ayer en la localidad de Mutxamel. En el penúltimo día de sus fiestas grandes de Moros y Cristianos, la guerrilla contó con la participación de más de 150 festeros que hicieron sonar sus atronadores arcabuces a lo largo de la avenida Carlos Soler.

Este espectáculo, que dejó un manto de humo en el ambiente, contó con un invitado de excepción: El nuevo arcabuz detonante patentado por la Unión Nacional de Entidades FesterasUnión Nacional de Entidades Festeras (Undef). Así, el presidente de la Comisión de Fiestas de Moros y Cristianos de Mutxamel, Pedro Miguel Planelles, fue el encargado de disparar, por primera vez en la localidad, este modelo que, al no estar considerado un arma de fuego, no necesita de la obtención del preceptivo permiso para poder utilizarse.

Por otra parte, ayer por la mañana se celebró la Embajada Contrabandista, el parlamento que simboliza el ofrecimiento de los traficantes marinos a luchar al lado de los cristianos para impedir el avance de las huestes de la media luna.

Sin embargo, esta colaboración no pudo ganarle el pulso al bando moro que, horas más tarde, desplegó sus armas, impuso su fuerza y se hizo con el control del castillo. Una lucha que terminó con el sometimiento del pueblo de Mutxamel y con el izado de la bandera de los moros por parte de su embajador, Luis Alberto Pastor.

Tras la celebración de los dos primeros parlamentos, los festeros iniciaron un desfile desde las puertas de la fortaleza y, pasada la media noche, celebraron la Retreta, que se ha convertido en el acto más desenfadado de los festejos locales.

Hoy a medio día y tras una nueva guerrilla, se celebra la Embajada Cristiana, en la que el bando de la cruz recuperará el castillo y con él, el municipio de Mutxamel.