Las Fiestas de Moros y Cristianos sacan pecho. Tienen siglos de historia, nexos comunes y particularidades que hacen que cada localidad presuma de que las suyas son únicas.

Más de doscientos festeros e investigadores participaron ayer en la Universidad de Alicante en la segunda jornada del primer Congreso Internacional y cuarto nacional sobre estas fiestas que celebran en 26 países y en 525 localidades españolas. Ayer iniciaba la sesión Miguel Ángel Martínez, un profesor de la localidad andaluza de Benamaurel quien desde el estudio de los festejos de Moros y Cristanos en su localidad, ha profundizado sobre estos festejos en toda España. Ayer habló en la primera ponencia del Congreso de las fiestas en toda España y su origen medieval.

Desde los primeros momentos de la reconquista cristiana, a mediados del siglo XIII, se generalizan en España. Con el dominio de la península ibérica se hace frecuente en numerosas fiestas el enfrentamiento entre los bandos moro y cristiano.

Martínez explicó que los años 70 supusieron el nacimiento o la recuperación de estas fiestas en muchas poblaciones: En Paterna en los años setenta, Cieza en los noventa y Jumilla a finales de los noventa. «El modelo valenciano comenzó a extenderse a otras provincias como Murcia, Albacete, Ciudad Real, Toledo, Lleida y Andalucía, llevado por familias que partieron en busca de trabajo», contaba el ponente.

Martínez expuso que al principio la fiesta tenía un objetivo de adoctrinamiento además del de la diversión y que escritores como Lope de Vega o Calderón de la Barca dramatizaron en sus obras las gestas de moros y cristianos. A partir del siglo XV las representaciones de las batallas entre ambos bandos empiezan a tener explendor y se inicia la costumbre de dedicar las fiestas al patrón del municipio con simulacros de Moros y Cristianos.

En la actualidad, el investigador explicó que estos festejos tienen un sentido de comunidad y de identidad local y colectiva. Además de calificar las fiestas como «camaleónicas»

En su análisis, señalaba que en la actualidad las fiestas «forman parte de un pueblo que durante los 365 días trabajan por y para ellas con una ilusión sustentada en la esperanza de poder disfrutarlas»,.

No sin ánimo de polemizar, divide en tres estamentos a los participantes que clasificó en «festeros», los que trabajan todo el año; «chilaberos», cuyo compromiso sólo es lúdico y se circunscribe a los días de fiesta; y los «puristas», comprometidos con el pasado y que se niegan a los cambios.

El presidente de la Undef, Francisco López, organizador junto a la UA del Congreso, destacaba que la exposición había ayudado a que otros festeros pudieran conocer que las fiestas se celebran en muchos puntos de España «porque lo nuestro ya lo conocemos», contaba. Destacó que, en este congreso han tratado de que el mayor peso lo tenga la parte de los estudios e investigaciones. «Hemos eliminado la parte más lúdica de los desfiles y hemos tratado de dar a conocer la parte de investigación», explicaba.

Fiesta y religión

La relación entre la fiesta y la religión fue otro de los temas a tratar. El ponente, el presidente de la Comisión de Fe y Cultura de la Diócesis, Ginés Pardo, habló de la relación intrínseca. «Todas las fiestas se hacen en honor a un santo, todas tienen una dimensión religiosa», contaba. Reconocía que hoy en día muchos festeros que no son creyentes se incorporan a las fiestas «y las viven con muchos valores idénticos, pero sin fe». Y señala que el futuro de la fiesta debe de sufrir «una reflexión que salga de todos nosotros».

«Las fiestas son de todos y para todos», concluía.