Un congreso festero que se precie debe mostrar parte de lo que le da sentido. Y así ha sido. La plaza del Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig acogió ayer los momentos álgidos de las Fiestas de Moros y Cristianos de la localidad valenciana de Agullent, que mostró sus embajadas mora y cristiana desde el castillo de fiesta instalado; la Entrada Contrabandista de Mutxamel; la obra del Cautiverio y Rescate de Nuestra Señora la Virgen de la Cabeza de Benamaurel y Zújar, en Granada; La rendición de Petrer y la Entrega de llaves de la ciudad de Murcia. Todos actos de Moros y Cristianos y cada uno con una particularidad que los hace especiales y únicos. Un sol de justicia caía sobre la plaza y a pesar de ello, los festeros participantes actuaron impertérritos. El Campello, que es el único municipio alicantino que celebra su embajada en valenciano y en un BIC, llevó un día antes su Desembarco a las puertas del Ayuntamiento sanvicentero con embarcación incluida. De Benamaurel llegaba Juan Carlos Carrillo que representa al criado del rey. Cuenta que su fiesta es a final de abril y señala que sus parlamentos son más rápidos que los que estaba escuchando ayer en San Vicente. En su municipio hay tres comparsas, Pacos, Moros y Cristianos; celebran una «pelea» el lunes de fiesta y narran un texto con siglos de historia. La fiesta termina con un hermanamiento y la conversión de los moros al cristianismo en una representación que gira en torno a la Virgen de la Cabeza.

Por su parte, la presidenta de las fiestas de Agullent destacaba que el texto de su embajada es el original y que se ha mantenido durante siglos en castellano.