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El Campello

Los vecinos de Bonny logran reducir de 200 euros a 28 el recibo del IBI tras dos años

Un error les atribuye una parcela de 50.000 metros cuadrados y al pasar de rústica a urbana en 2013 el recibo se «disparó»

En 2013 el recibo del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) para las 42 familias del barrio Bonny de El Campello fue de 62 euros; sólo un año después se disparó hasta los 225 euros, y en 2015 el recibo que se Suma pasó al cobro subió a 293 euros. Finalmente este año los residentes han logrado que el pago que tienen que realizar por esos dos años sea de 28 euros. Un precio acorde a las viviendas que ocupan, la mayoría de poco más de 90 metros cuadrados, personas la mayoría de edad avanzada y que llevan viviendo en su barrio, fundado en 1965, varias décadas.

Dos años después del sobresalto que generó el recibo del IBI 200 euros por encima de lo que venía siendo habitual, los vecinos del barrio de Bonny de El Campello han logrado que les den la razón. Los 42 propietarios de la barriada recibieron la semana pasada el recibo con un importe muy inferior a los más de 200 de los últimos años, bajaba a 28 euros.

«Llevábamos en pleito dos años», reconoce el presidente de la asociación de vecinos, Agustín Navas Calderón, «en 2013 pagamos 62 euros, entonces recalificaron el terreno de rústico a urbano y nos pasaron un recibo de 220 euros y en 2015 nos pasan un recibo de casi 300 euros» Han sido dos años de reuniones y de lucha para conseguir «coherencia». El presidente vecinal explica que las viviendas que habitan «tienen un valor catastral de 9.000 euros, y no de 90.000 como les atribuían y ahora nos hemos dado cuenta que durante años hemos estado pagando por una parcela que no era nuestra», explica el vecino, quien adelanta que no descartan presentar reclamaciones por ello. «Tenemos que pagar por lo que tenemos y por donde estamos», añadía.

Detrás de esta historia subyace un error del catastro que los vecinos han luchado por subsanar. Se les consideraba propietarios de una parcela de 52.000 metros cuadrados que pasó de estar calificada como suelo rústico a suelo urbano. Este suelo acoge la iglesia, el colegio y el campo de fútbol y es propiedad de la fundación Bonny.

A pesar de su movilización y quejas desde el primer momento, los residentes lamentan que no habían logrado que les hicieran caso ni en el catastro, ni en Suma, ni en el Registro de la Propiedad. Con el nuevo equipo de gobierno recurrieron al alcalde, Benjamí Soler, quien les ha ayudado en sus trámites para resolver la situación y que también les acompañó a una reunión con el director de Suma para tratar el tema. «La gente estaba muy inquieta porque no sabían si se iba a resolver», explica el primer edil, quien añade que su papel ha sido el estar pendiente de este tema y se alegra de que finalmente se ha resuelto el problema.

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