Mutxamel se posiciona frente a la polémica: defiende la tradición del belenismo. Tanto es así que este año, por primera vez, el Ayuntamiento ha impulsado un taller de creación de belenes de la mano de los responsables de la Asociación Belenista El Campello.

En cuestión de horas el taller, que tiene una duración de dos semanas de forma intensiva de lunes a viernes, se llenó. Así lo explica el concejal de Educación y Cultura, Rafael García Berenguer, quien afirma que «el belén es una expresión cultural de primer orden» y señala que «no se debe polemizar en torno a este tema, sino tomarlo con total naturalidad». Como se recordará, el tripartito que gobierna Alicante rechazó que la ubicación del belén fuera, como es tradición, a las puertas del Ayuntamiento de la capital.

El Consistorio de Mutxamel (gobernado por el PP), por el contrario, mantendrá la ubicación del belén a las puertas del Ayuntamiento y, tal como avanzó el concejal, se intentará también disponer de un nacimiento en las instalaciones de la Casa de Cultura.

Polémicas aparte, una quincena de personas de todas las edades se apuntaron al curso que convoca el Consistorio de Mutxamel. En quince días crearán la estructura que albergará los nacimientos en las próximas navidades. Para realizarlos, los alumnos utilizan planchas de polietileno y madera y vuelcan toda su dedicación. «El belén se puede componer de diferentes escenas, en este taller diseñamos una estructura para representar el misterio, donde se puede ver a San José, la Virgen María y el niño», detalla María Luisa Fernández López, quien junto a Roberto Martínez Bacaircoa, enseñan a los alumnos a construir los belenes. Este matrimonio impulsa además una exhibición en Busot de seis belenes de grandes dimensiones.

Taller

San José es quien indica la altura que debe tener la estructura. En el curso de Mutxamel se utilizan imágenes de 12 o 14 centímetros. Los participantes aún tienen por delante una intensa semana, las clases se imparten de lunes a viernes de 18.00 a 20.00 horas.

«Los mejores belenes son aquellos donde se ven dinosaurios o nancys», explica Roberto Martínez. Es lo que se denomina un «belén vivo», en el que participan los niños y que les permite dar rienda a su imaginación así como participar activamente de la Navidad. «Recuerdo de pequeño guardar el dinero que mi madre me daba para la merienda para comprarme una figurita para el belén», señala Roberto, quien evidencia en cada momento su cariño por este arte que reivindica.

Junto a su mujer, María Luisa, señalan que les apena la polémica suscitada en Alicante y la califican de «absurda». «Aquí se puede ver que hablamos de una expresión cultural viva, que la gente aprecia y quiere mantener», afirman. Un arte, afirman, que no tiene que ver con la religión sino con las tradiciones de los pueblos.