Xixona cerró anoche con un castillo de fuegos artificiales sus fiestas de Moros y Cristianos de octubre, las que celebran los heladeros xixonencos. Más de 200 personas integradas en cuatro filàs, las cristianas Almogávares y Templarios y las moras, Califas y Almohades-Moros Blaus han participado en los diferentes actos que componen el programa organizado por la Asociación Cultural y Festera de Heladeros de Jijona.
Durante la mañana de ayer tenía lugar el acto más emblemático de estas fiestas, la Ofrenda de Flores, que tiene mucho que ver con la singularidad de que Xixona celebre dos veces los festejos de Moros y Cristianos, los de agosto, que son las fiestas grandes, y los de octubre, lo que la convierte en el único municipio que duplica estas fiestas.
Los heladeros no pueden acudir en verano a celebrar los tradicionales y bicentenarios Moros y Cristianos de su municipio. Por eso se organizan estas fiestas que, aunque mucho menos multitudinarias, son el símbolo de la importancia que para los xixonencos que trabajan fuera tiene su tierra.
Y la mayor singularidad es que los heladeros efectúan la ofrenda vestidos con el traje regional de aquellas zonas donde tienen ubicadas sus heladerías, repartidas por toda España. Así, hay vestidos de Madrid, de Murcia, de Andalucía, de Valencia, Cataluña, Galicia...
«Se trata de un homenaje que los heladeros hacen a todos aquellos pueblos y ciudades que les acogen durante la temporada del helado», explica la alcaldesa de Xixona, Isabel López.
Los heladeros fabrican en sus propios obradores las cremas, granizados y tartas. Cuando acaba la temporada muchos regresan a sus casas en Xixona donde muchos continúan entonces con la campaña del turrón. Muchos lo fabrican ellos mismos para comercializarlo en sus propias heladerías repartidas por toda la geografía nacional durante las navidades, lo que convierte en un ciclo el trabajo de los xixonencos.
Estas fiestas convierten a Xixona en un polo de atracción turística y por ello el Ayuntamiento organiza visitas guiadas al casco antiguo.
