Seis años después y tras idas y venidas Agost por fin puede disfrutar de la nueva ermita de San Pedro. El inmueble, ligado directamente a la historia de la población, abrió sus puertas recientemente tras las últimas obras que reformaron su interior por completo.
A partir de ahora, esta instalación se destinará a fines culturales y turísticos. El equipo de gobierno, formado por PSOE y AIA-Compromís, descartó destinar el inmueble, uno de los más importantes del patrimonio local, a celebraciones religiosas. De esta forma, la ermita ya ha sido incluida en al visita turística de la Ruta de las Campanas, un paseo que muestra el Agost más histórico y devocional, con un recorrido por los monumentos religiosos del municipio.
La rehabilitación de la ermita se dividió en tres actuaciones. La cúpula y la cubierta fueron los primeros elementos en restaurarse. En segundo lugar, las obras se encargaron de la fachada y, finalmente, este año se culminaron las mejoras en el interior. Distintas subvenciones permitieron llevar a cabo esta actuación y el presupuesto total ascendió a más de 300.000 euros.
Llegar hasta este edificio histórico requiere de un esfuerzo pero vale la pena. No sólo porque el sendero desde la plaza de España -donde se encuentra el Ayuntamiento- hasta la ermita obliga a recorrer el casco histórico de la localidad sino también porque al llegar, el visitante goza de unas vistas únicas del municipio.
La restaurada ermita luce colores muy vivos, nada queda del interior original y goza de una sala posterior donde se prevé acoger exposiciones culturales y de un aseo que antes no existía. Además, al subir las escaleras, se puede observar desde la claraboya todo el pueblo.
Si bien las obras en el edificio han culminado aún está pendiente de ejecutar la mejora del entorno de la ermita, una actuación ya aprobada por la Diptuación Provincial y que cuenta con un presupuesto de casi 90.000 euros.
Historia
Las puertas de la Ermita permanecieron cerradas desde mediados del siglo pasado por falta de uso y abandono, tal como recuerdan fuentes municipales. La historia de este edificio va ligada indiscutiblemente a la historia del castillo situado en el mismo cerro que corona el pueblo. El señorío de Agost fue entregado por Jaume II a Jaume Burgunyo, primer señor de la localidad y propietario del castillo. La familia sentía gran devoción por San Pedro, una entrega que le llevó a nombrar Pedro a todos los hijos varones hasta la quinta generación, donde ya no hubo descendencia masculina.
Los documentos históricos señalan que la actual ermita fue en un principio una capilla del castillo, dedicada a San Pedro. Posteriormente, a medida que el castillo se fue deteriorando, se construyó la Ermita de San Pedro utilizando probablemente en su construcción algunas piedras del antiguo castillo.
