Guillermo Ivorra es a sus 79 años juez de paz de su pueblo natal desde 1993, donde también ha sido concejal. Ha casado a muchos de los alumnos a los que daba clase en el Colegio Cristo de la Paz. Está encantado con el cambio de ubicación que le ha dado más entidad al juzgado de paz.

¿Cuál es su papel como juez de paz?

Visar la documentación que sale del juzgado sea de la índole que sea, nacimientos, matrimonios, defunciones...

¿Cuál cree que es la principal cualidad que debe de tener?

Debe de intentar conciliar a las partes para, si es posible, no tener que llegar a la celebración de un juicio porque las partes se avienen. El juez debe ser muy conciliador, muy ecuánime. No debes conocer a nadie en ese momento

¿Hay algún juicio que siempre tengan en mente?

Recuedo un caso de un alumno de instituto que se enfrentó a la profesora. Ella lo denunció y se hizo el juicio. Se le impuso una multa que fue bien acogida tanto por el padre como por el joven. Al tiempo me encontré con el padre y me satisfizo que me dijera que aquella reprimenda a su hijo hizo que cambiara por completo su forma de actuar.