«Yo nací en un pueblo que ya no existe». Contundente y preciso. Con estas palabras el periodista José Ramón Giner comenzó el pregón de las fiestas de su pueblo. Pasadas las 23 horas, la plaza de la iglesia reunió a numeroso público, vecinos y «forasteros», -como el mismo pregonero les llamó- para dar la bienvenida a los festejos patronales y de Moros y Cristianos.

El exdirector de INFORMACIÓN, y actual codirector del suplemento cultural del diario Arte y Letras, dibujó en poco más de quince minutos un recorrido por más de cincuenta años de historia de las fiestas de Aigües. Se disculpó en primer lugar por no pregonar las fiestas en valenciano, pero lo hizo, según manifestó, como un gesto de cortesía para quienes no conocen esta lengua.

«En su calles, en sus edificios, el pueblo era prácticamente el mismo de ahora, claro está, pero sus formas de vida eran tan diferentes que nadie habrá pensado que mentía cuando he dicho que aquel pueblo ya no está», continuó el pregonero en un intento de demostrar a los más jóvenes cómo aquella localidad volcada en la agricultura del secano hoy apoya el turismo y es cobijo de los vecinos y visitantes que buscan descanso y tranquilidad.

Y, «entre tantas desapariciones» algo no ha muerto, sentenció Giner. «La fiesta no ha muerto pero se ha transformado». En este ejercicio de reflexión sobre la evolución de un pueblo ligado a sus tradiciones, el pregonero recordó cómo las celebraciones tenían lugar cuando la faena en el campo terminaba, por el mes de octubre, y cómo los cambios de un modelo productivo que dejó atrás la agricultura hicieron que los festejos se adelantaran hasta la última semana de agosto, como se celebran actualmente.

Personajes

Como buen contador de historias, Giner no olvidó a los protagonistas. Por ello, dedicó su pregón, que calificó como «uno de lo encargos más agradables que he recibido a lo largo de mi vida», a quienes iniciaron los festejos, los impulsaron y sembraron las raíces de las actuales fiestas patronales. «Tendemos a creer que el mundo ha comenzado con nosotros. Pero no es así. Sin el tesón y el trabajo de quienes nos precedieron, no habríamos podido llegar a donde estamos hoy», señaló en homenaje a los personajes singulares de las fiestas que los vecinos de Aigües con seguridad aún recuerdan.

Imágenes de diferentes épocas y momentos de las fiestas de Aigües acompañaron las palabras del pregonero durante buena del discurso.

«Si cierro los ojos todavía puedo ver a Quico el Manco que, con el primer repique de campanas y el sonido de la dulzaina, ya estaba plantado en medio de la plaza. A Enrique Santana, corriendo de un lado a otro para montar sus sainetes, aquellos sainetes de Paco Hernández que tanto nos hicieron reír». Y prosiguió, «a Pepito el Cisteller, infatigable, cargado con los disfraces que traía de Alicante; a Batiste el Mut, dirigiendo la banda de música; a Quico Ramos con su tamboret; a Miguel Cortés; a Ricardo Alberola con su trompeta». El pregonero no olvidó a los «ballaors de las danzas», que ponían el punto final de la fiesta, dijo. «A Toni el Beçó, que era el cap de dança; a Milagros el Pi, a Consuelo Savall, a Milagros Verdú, a Ramón Correcher, a Ramonet de l'Hort. Y, ¿cómo olvidar a Miguel el Cego, con su bandurria, con la que amenizaba vuestros bailes?».

Así llamó Giner a sus vecinos a vivir las fiestas que comenzaron ayer y que continuarán hasta el próximo domingo.

Tras su pregón, el concejal de Turismo, Gerardus Cornelis, de origen holandés, entregó un presente al periodista, en un gesto de agradecimiento y a la vez como símbolo ante la importancia que la comunidad extranjera tiene en el municipio.

«Este año la gente se ha volcado en las fiestas, la colaboración ciudadana ha sido muy importante. Animamos a la gente a que salga a la calle y que disfrute», señaló el concejal de Fiestas, Jordi Mourisco.