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Un conjunto fortificado con similitudes con otros enclaves del norte de África, Malta e Ibiza

En la presentación realizada en Madrid se destaca su situación costera, en un cerro bien defendible junto a una pequeña cala, susceptible de servir como embarcadero y refugio de naves y con posibilidad de obtener agua, donde siglos después también se levantó muy cerca una torre vigía renacentista, la Torre de Reixes.

Los restos son de un fortín de época ibérica, una construcción cerrada y aislada sobre un promontorio de poco más de 30 metros sobre el mar. Se destaca que «las primeras impresiones se decantan por considerar el asentamiento como un conjunto para la defensa y vigilancia del litoral», motivado por una situación de inestabilidad puntual entre los siglos V y IV a.C., por un enemigo que hostiga desde el mar. Su posición resulta extremadamente estratégica: por un lado, ofrece una posible vía de penetración hacia el poblamiento de los valles interiores por el Barranc d'Aigües. Y por «el fondeadero en la desembocadura del barranco y, muy importante, la posibilidad de hacer aguada, que ha permanecido hasta la actualidad con la existencia de tres pozos de agua dulce a pocos metros del mar».

Este modelo de edificio aislado militar y dedicado, quizás con exclusividad, a la vigilancia de la costa tiene similitudes con otros, sobre todo del ámbito púnico, localizados en el norte de África y en espacios insulares como Ibiza, Malta o los archipiélagos de Zembra y La Galite (Túnez).

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