La formación de Esquerra Unida de San Vicente del Raspeig alertó ayer de que los préstamos de los bancos de libros de los colegios del municipio podrían quedar paralizados. El cambio de contenidos educativos aprobado por la Ley Wert, así como la prórroga, anunciada por la conselleria de Educación esta semana, de dejar en manos de los centros escolares, durante un año, la elección entre los antiguos y nuevos manuales despertó ayer el enfado de la formación de izquierdas.

De hecho, a falta de dos meses para que comiencen las clases del próximo curso escolar, los padres de los alumnos de las clases que comienzo ciclo -primero, tercero y quinto- no saben qué libros deberán estudiar sus hijos. Un retraso que ya ha comenzado a hacer mella en algunos de los centros públicos de la localidad, como en Juan Ramón Jiménez.

La AMPA de este colegio, de una sola línea, ha decidido paralizar durante dos cursos los préstamos porque no podrían atender a los alumnos al desconocer que manuales deben dar. «Es la incertidumbre de la situación la que nos ha llevado a detener de manera temporal el banco de libros de este centro» explicó la presidenta de la AMPA, María Dolores Riera.

Problemas con las editoriales

Por otra parte, el presidente de la federación de AMPA de San Vicente, Abraham Esteve, señaló ayer que desconocen si las editoriales continuarán imprimiendo los libros antiguos para el próximo año, en caso de que los centros decidan continuar con esos manuales. «No hay nada resuelto todavía lo que aumenta la incertidumbre de los padre», criticó Esteve.

La portavoz de Esquerra Unida en San Vicente, Mariló Jordá, lamentó que el servicio de préstamos de los centro del municipio pueda dejar de funcionar. «Las AMPAS de San Vicente, ante la demanda de las familias, llevan años promoviendo bancos de libros y proyectos de socialización, que con la Ley Wert pueden quedar obsoletos», denunció.

En la misma línea, Jordá acusó

a la Conselleria de publicar una resolución «cuyo único propósito es electoral porqué el PP no quiere quedar como el malo de la película y echarse encima a las familias más afectadas por la crisis económica, obligándolas a desembolsar más dinero por el cambio de libros».