Pequeñas parcelas de campo valoradas como suelo urbanizable en plena crisis del ladrillo. La revisión catastral parcial para regularizar el paso de 4,5 millones de metros cuadrados de suelo rústico a urbanizable que recoge el PGOU aprobado en 2011 ha desatado la alarma entre centenares de propietarios de El Campello, que van a ver a partir del próximo año cómo se dispara la presión fiscal sobre esos terrenos.
Un grupo de 30 pequeños propietarios se reunió el pasado jueves con el equipo de gobierno para abordar esta problemática, destacando ambas partes la buena predisposición para poder adoptar alguna medida que pueda aliviar la situación que se avecina. Al encuentro asistieron el alcalde Juanjo Berenguer y el edil de Urbanismo Nacho Colomo, entre otros, constatando la gran preocupación que ha generado esta revisión catastral parcial, que sólo afecta a esos terrenos y está al margen de la actualización a la baja que entrará en vigor en 2014 y que afectará al resto del municipio.
Pese a que el Ayuntamiento había incluido en la propuesta de revisión una bonificación para rebajar hasta un 97% el valor de los terrenos hasta que se procediera a su reparcelación, es decir hasta que se fuera a proceder a su urbanización, el alcalde explicó que esta medida se ha tenido que suprimir por motivos legales.
Del mismo modo Berenguer explicó que el jueves tuvo conocimiento que la citada actualización a la baja que se va a realizar el próximo año de los valores catastrales, que se reducirán en un 27%, no va a afectar a esos terrenos rústicos que pasan a urbano, pese a que sus valoraciones se basan en la ponencia de 2007, la misma que sirvió para la revisión de todo el catastro, y que establece unas cifras muy elevadas en plena burbuja inmobiliaria que ahora queda completamente fuera de mercado.
La revisión catastral afecta a las zonas urbanizables del Messell, Río Seco, Convent-Soliguers, Ribera Alta, Cuatro Caminos-El Vincle, Amerador Oeste, La Totxa, Fabraquer, Terrazas de las Lomas y los sectores de Muchavista Sur, Centro y Norte, zonas naturales de expansión del casco urbano.
Zonas como las de El Vincle o La Totxa concentran a más de 300 pequeños propietarios de parcelas que hasta hace dos años eran rústicas, pequeñas casas de campo o sólo terrenos a escasos metros del casco urbano que ahora van a pasar a pagar como urbanizables. Son parcelas de 2.000, 5.000 o 10.000 metros cuadrados, en muchos casos herencias familiares dedicadas a plantar unos pocos árboles, que ahora van a tributar como urbanizables, tal y como establece el nuevo PGOU.
Preocupación
Varios de los afectados explicaron a este medio tras la reunión que el problema no sólo es el recibo del IBI, que en muchos casos se multiplicará por 10 o 20, sino también que obligará a hacer declaración de Patrimonio o encarecer la de la Renta, y aumentará el coste de las trasmisiones y pago de plusvalías hasta tal punto que muchos no podrán hacer frente a su mantenimiento. Uno de ellos pone de ejemplo de una parcela que estaba valorada en 100.000 euros y que ahora pasa a 1,3 millones, pese a que las perspectivas inmobiliarias actualmente son nulas. Si a esto se suma que el mercado está completamente paralizado, si alguien no puede hacer frente a esos tributos, tampoco puede vender.
También recuerdan que en esas parcelas no se pueden construir casas sin más, sino que hay que proceder a una reparcelación para ceder terrenos para viales, zonas verdes, dotacionales, etc., por lo que sus dueños están atados para poder hacer cualquier cosa allí en una coyuntura en la que el mercado inmobiliario está cerrado.
De todas formas estos afectados destacaron la buena predisposición del equipo de gobierno municipal para tratar de buscar una salida a esta situación, y el alcalde señaló que están estudiando llevar al pleno del próximo jueves alguna propuesta para trasladarla al Catastro y frenar así esta subida, aunque aún no se ha concretado qué medidas se van a adoptar.
