Un huerto sin agua. Así se han quedado las siete familias de Cáritas que gestionan los terrenos que el Ayuntamiento les cedió hace más de un año para que lo destinasen al cultivo de hortalizas para el autoabastecimiento. Hasta ahora, la Concejalía de Atención Urbana les cedía al mes dos camiones de agua con 10.000 litros cada uno, es el mínimo que necesitan estas familias para regar sus parcelas y mantener los cultivos. Hasta este mes iban tirando así, aunque la sorpresa llegó a principios de junio cuando el Ayuntamiento debía llenar los siete tanques que tienen y no lo hizo. La explicación fue que no podían seguir cediéndoles el agua porque les resultaba muy caro. La inversión que hasta ahora hacía la concejalía al mes era de 400 euros para llenar dos veces los tanques. Un precio desmesurado según Cáritas que, este mes, ante la respuesta municipal, se vio obligada a llenar los depósitos. La ONG pagó sólo 80 euros por un camión cargado con 10.000 litros de agua del Juncaret.

"Al ver que es tanta la diferencia de precio nos pusimos en contacto con la concejala para explicarle que si contrataba a esta empresa sólo tendría que pagar al mes 160 euros y no 400, pero nos dijo que eso no lo podía hacer, que dependía de la empresa que gestiona los parques y jardines", cuenta Eduardo Urios, responsable del huerto de Cáritas.

Para recuperar el servicio tendrán que esperar a que un técnico del Ayuntamiento inspeccione la tierra del huerto y valore qué cantidad de agua necesitan para regar cada mes. Sólo con un informe técnico el Ayuntamiento se volverá a hacer cargo del agua. Mientras, las familias han encontrado una salida de emergencia. Cada día se desplazan hasta una fuente cercana con bidones de 25 litros, transportando el agua en varios viajes y regando todas las parcelas.

"Esta mañana bien temprano he traído diez garrafas llenas, el médico me prohíbe hacer esfuerzos, pero veo todo el trabajo que hay aquí y me da mucha pena que se pierda. Además la tierra no es buena y está mal labrada, por lo que necesita mucha agua", cuenta Florencio Romero. Este soldador de procesión está jubilado y vive con una pensión de 350 euros que casi destina a pagar el alquiler. Como él, el resto de familias están inscritas en el servicio de recogida de alimentos de Cáritas. La decisión del Ayuntamiento les ha dejado desolados, y no es para menos. Lo que desde fuera es sólo un huerto, para ellos es una oportunidad; una forma de sentirse útiles, de salir de casa, de relacionarse con personas que están en su misma situación y de poder sentirse realizados cuando llevan a casa una cesta de tomates para la ensalada.

"Tengo plantados melones, sandías, tomates, calabacines, cebollas, pimientos, y además con ello hago un pisto para chuparse los dedos. Tenemos que regar y por eso nos hemos buscado la vida, pero esto no es solución", explica Florencio mientras examina los calabacines que están creciendo en su parcela de 36 metros donde no ha dejado libre ni un centímetro.

"Poder tener este espacio nos ha devuelto la alegría, es un aliciente muy importante para nosotros. En casa somos cinco personas y vivimos con los 400 euros al mes de subsidio por desempleo que le queda a mi marido. Si saco algo de comida de aquí vamos tirando, pero no es sólo la fruta y la verdura que nos llevamos, es ver cómo somos capaces de aportar algo a casa", cuenta Ana María.

Desde Cáritas esperan que el Ayuntamiento vuelva pronto a ponerles el agua. Justo donde están situadas las parcelas han encontrado el paso de una antigua acequia que el Consistorio pensaba que estaba cortada y por ello desestimó la posibilidad de que se abastecieran de ahí. Las propias familias han comprobado que pasa agua y van a solicitar a la Concejalía de Atención Urbana instalar una bomba que les permita sacar de ahí el suministro que necesitan cada día para sus preciados cultivos.

El Consistorio busca una solución

La concejala de Atención Urbana, Arantxa Maldonado, no pudo precisar ayer cuando irá el técnico municipal a valorar la cantidad de agua que necesita la tierra para mantener los cultivos, aunque aseguró que se están buscando soluciones para reponer el suministro. Los litros de agua que se destinen al huerto de Cáritas dependerán a partir de ahora de lo que establezca el informe del funcionario. Lo que pretenden es adaptar el gasto a las necesidades de agua para rebajar los 400 euros mensuales de coste. Desde la ONG esperan que se busque rápidamente una solución para evitar tener que trasladar el agua en garrafas desde una fuente cercana.