Una feroz batalla se desató ayer en El Campello entre cerca de un centenar de valerosos guerreros. Sobre la playa del Carrerlamar dos ejércitos temibles midieron sus fuerzas y ofrecieron un fenomenal espectáculo de pólvora y lucha cuerpo a cuerpo, ya fuera con espadas, lanzas o a golpes. El Desembarco cobra cada año sin duda más realismo. Entre especialistas contratados por la Junta de Moros y Cristianos y los festeros de la Colla Escènica, ayer se reunieron sobre la arena cerca de 35 luchadores, entre ellos varias chicas de la Colla, a los que hay se sumar unos 60 arcabuceros.

El acto que ayer daba inicio las Fiestas de El Campello arrancó a las 7.00 de la mañana y tuvo su momento álgido al amanecer. Cuando aún era noche cerrada un fuego iluminaba la villa pesquera. Era la luz de alarma desde la Torre de la Illeta, donde se alertaba de que entre la oscuridad del mar se ocultaba una poderosa flota guiada por la Media Luna y Alá.

Diez navíos de guerra portaban a otro centenar de festeros dispuestos a darse un chapuzón en las aguas del Carrerlamar y tomar así el arenal campellero, abarrotado por 4.000 personas que no querían perderse ni un detalle de una batalla épica.

Mientras se acercaban a la orilla, moros y cristianos se disputaban el control del muelle en una lucha sin cuartel. Tras el estruendo del combate de arcabucería que iluminó el arenal cuando aún era noche cerrada con un atronador combate, acompañado de fuegos artificiales que emulaban el cañoneo naval, llegó el momento de enfrentarse cuerpo a cuerpo, y ahí todo valía para los 35 valientes guerreros, unos 14 festeros de la Colla y el resto especialistas. Puñetazos, patadas, lanzas, espadas, a caballo o a pie, saltos e incluso tirar arena en los ojos. Todo con tal de salvar la vida y vencer al enemigo. Además, otra novedad del Desembarco fue una mayor teatralización de su desarrollo, ya que entre la épica música que sonaba se intercalaba la voz de un narrador que contextualizaba algunos lances de la batalla.

Finalmente los cristianos cayeron derrotados y se refugiaron en la Torre de la Illeta, adonde se trasladó el público para seguir la emocionante Embajada, que por segundo año se celebra a los pies de la atalaya -emplazamiento original de este acto- tras 15 años realizándose el parlamento de los moros desde el Club Náutico-. Este cambio sigue generando discusión, ya que a unos les gusta más al ser más cercano pero en cambio otros alegan que es más difícil seguir su desarrollo para el público al ser más estrecha la zona.

El parlamento que mantuvieron los emisarios de ambos bandos, Jorge A. Garcia por los cristianos y Nacho Sarrión por los musulmanes, fue muy intenso, y durante el acto el capitán cristiano, que se encontraba en lo alto de la Torre, sufrió un desmayo y estuvo ausente una parte del diálogo, siendo atendido por sanitarios y trasladado al finalizar a un centro médico. Su capitana le acompañó allí, ya que sufrió otro desmayo nada más terminar, por lo que también fue atendida y por ello no se celebró la tradicional marcha desde la atalaya, aunque ambos se repusieron y pudieron tomar parte en la Entrada de la tarde. Además, el embajador cristiano se rompió hace una semana el menisco y va cojo.

A pesar de estos imprevistos, el bando cruzado se muestra dispuesto defender a toda costa El Campello de la invasión mora. Hoy, segundo asalto.