El vecino de Mutxamel acusado de matar a su mujer en abril del pasado año asestándole nueve puñaladas admitióayer ante el juez que le clavó el cuchillo y después prendió fuego a la casa. No obstante, trató de justificar la agresión afirmando que actuó en estado de obcecación.

El marido de Mireia Roma, asesinada cuando contaba 29 años de edad, compareció ante el Juzgado de Instrucción número 4 de San Vicente del Raspeig después de varios aplazamientos. También declararon como testigos el enfermero que trató al acusado por unos cortes que presentaba en la mano y una amiga que estuvo cenando con él la noche anterior.

El acusado, de 45 años de edad, reconoció que apuñaló a su mujer y manifestó que lo hizo debido a que se encontraba en estado de obcecación y arrebato, según relató el abogado de la familia de la joven asesinada, José Luis Sánchez Calvo.

El hombre, que llegó a los Juzgados de San Vicente custodiado por agentes de la Guardia Civil y ocultando su cara con la camiseta que llevaba puesta, relató que aquel día llegó al domicilio familiar y que entró en estado de cólera al mantener una discusión con su mujer sobre el divorcio, en la que ella le comunicó su intención de quitarle a los niños, según indicó el letrado.

A continuación, el marido cogió un martillo y ella un cuchillo pero, al caérsele a él el mazo, se dirigió hacia su pareja. En el forcejeo consiguió hacerse con el arma que ella llevaba y la apuñaló. El hombre declaró que no recordaba exactamente cuántas veces le clavó el cuchillo a su pareja.

El acusado cogió entonces un mechero zippo y dos botes de gasolina que tenía para rellenarlo. Roció el combustible en la cocina, donde se encontraba la víctima, y prendió fuego, de acuerdo siempre con la versión de la declaración facilitada ayer por el abogado de la acusación.

La explicación que dio para tal actuación fue que intentó suicidarse, si bien, cuando los bomberos acudieron a la vivienda para sofocar el incendio, el cadáver de la mujer se había quemado mientras que él se encontraba en una habitación en el extremo contrario de la casa, relató el abogado.

El detenido no contestó a las preguntas de la parte contraria y afirmó que no recuerda gran parte de lo que sucedió aquel día. Sí aseguró que nuncia había maltratado a Mireia y que desconoce las razones por la que algunos testigos indicaron que sí la había agredido previamente.

Dos hijos

El matrimonio tenía dos niños que en el momento de los hechos tenían cinco y dieciocho meses y que actualmente se encuentran bajo la custodia de la familia materna.

Tras el suceso, el presunto agresor ingresó en el Hospital de Sant Joan d'Alacant, donde estuvo ingresado durante. Al recibir el alta hospitalaria, la titular del Juzgado número 4 decretó su ingreso en prisión, donde continúa actualmente y desde donde fue custodiado hasta los juzgados por agentes de la Guardia Civil.

También declararon ante la juez, aunque en calidad de testigos, un enfermero que confirmó que había atendido al hombre de unos cortes en la mano y una amiga que estuvo cenando con él la noche anterior, a la que no asistió Mireia, y que explicó que no veía desde hacía un año.