El proyecto de la piscina cubierta parece que empieza a ver el final del túnel. El Ayuntamiento y la constructora han llegado a un principio de acuerdo para desbloquear las obras y modificar el plan, lo que supondrá un sobrecoste de unos 300.000 euros. Una cifra lejos del millón de euros del que se hablaba hace un año pero también alejada de la exigencia de parte de la oposición, que pedía que no hubiera sobrecoste en una infraestructura que inicialmente valía ya 5,3 millones de euros.

El alcalde Juanjo Berenguer explicó ayer que, tras plantear la situación al resto de grupos municipales hace dos semanas, han contactado con la constructora, con la que se ha llegado ya a un principio de acuerdo. "La empresa ha mostrado buena disposición y estamos a la espera de que los presente el acuerdo técnico para llevarlo a comisión informativa y más tarde a pleno. La modificación del proyecto supondrá unos 300.000 euros más". Ayer informó a la oposición de este acuerdo, señalando que encontró una buena predisposición en varios grupos y que cuando se presente la solución técnica en la comisión será cuando se vea si cuenta con el apoyo para sacarlo adelante.

Hay que recordar que el equipo de gobierno necesita al menos el respaldo de un edil de la oposición y, aunque el resto de grupos han pedido que no haya sobrecoste o sea el mínimo posible, el grupo Decido ha sido el único que ha dejado clara su predisposición a desbloquear la obra.

A pesar de que en un principio la intención del nuevo equipo de gobierno era modificar el proyecto para reducir equipamiento y evitar el sobrecoste que había advertido la empresa, de entre 800.000 y un millón de euros por deficiencias en el plan advertidas por la constructora, finalmente el Consistorio tendrá que aportar una cantidad de dinero que rondará los 300.000 euros. A ello habrá que sumar la redacción del nuevo proyecto, que puede suponer unos 20.000 euros más.

Solución

La solución adoptada supone quitar algunas partes de la obra que puede asumir después el gestor de la piscina, como por ejemplo menos spa, las bicicletas estáticas, las taquillas, etc., que constituyen equipamiento prescindible. Estos cambios se sumarán a los necesarios para subsanar las graves deficiencias que detectó la empresa. La firma paralizó a principios de 2011 las obras y llegó a amenazar con rescindir el contrato y pedir indemnizaciones si no se accedía a modificar el plan por las deficiencias existentes -lo que conllevaba un sobrecoste-, acusando al Consistorio de vacilaciones y retrasos. Finalmente la empresa reanudó los trabajos el pasado verano tras alcanzar un acuerdo verbal y amistoso con el Ayuntamiento para rescindir el contrato, comprometiéndose la mercantil a finalizar la estructura para que el Consistorio sacara a licitación el resto de la obra.

Ahora, se ha llegado a un acuerdo para que sea la misma empresa la que termine la obra, con una modificación del proyecto que encarece los 5,3 millones que ya aportaba la Generalitat Valenciana.