La desalinizadora de Mutxamel-El Campello ha entrado ya en su fase de pruebas, aunque sigue acumulando nuevos retrasos. El relevo en el Gobierno central ha paralizado por el momento la adjudicación de las obras que deben permitir distribuir el agua desalada en la comarca, cuyo presupuesto asciende a 19,7 millones. Se trata de una cifra muy elevada para las finanzas públicas en un momento crítico y para una actuación que el nuevo Ejecutivo no considera prioritaria.

La planta de Mutxamel y la estación de bombeo de El Campello, que están unidas por conducciones instaladas bajo el lecho del río Seco, están prácticamente terminadas a falta de detalles como la urbanización del entorno en el caso la desembocadura en el Carrerlamar. Las instalaciones ya están operativas en su mayor parte y han entrado en fase de pruebas, por lo que desde hace semanas se están realizando actuaciones para poner a punto el sistema y se está desalando agua, según fuentes cercanas a la planta.

Este complejo impulsado por el Gobierno de Zapatero tras ganar las elecciones de 2004 ha tenido un coste que supera los 60 millones de euros, en parte financiados con fondos europeos, y acumula un gran retraso que se sigue incrementando.

Debería haber entrado en funcionamiento en 2009 pero fue ese año cuando arrancaron las obras por lo que se acerca ya a los tres años de demora, debido a su compleja tramitación y por otros retrasos y cambios en el proyecto. Además, el Consell aún no ha concedido a la planta la Autorización Ambiental Integrada, solicitada en 2010 e imprescindible para su puesta en marcha. La planta de Torrevieja lleva desde 2007 esperando la concesión de este permiso.

En cuanto a las obras que faltan por ejecutar, se trata de una red de más de 19 kilómetros de conducciones, cuatro estaciones de impulsión y tres depósitos para un total de 33.000 metros cúbicos, necesarios para poder llevar el agua desalada hasta los sistemas de abastecimiento urbano. Su coste es de 19,7 millones de euros y el proyecto fue aprobado en julio de 2011. Estas abras deberían haberse adjudicado días antes de las elecciones generales de 20 de noviembre pero se pospuso para dejar esta decisión en manos del nuevo Ejecutivo, al tratarse de una inversión de gran envergadura.

Ahora la decisión la debe tomar el Gobierno de Rajoy, que podría posponer un tiempo esa licitación ante la gravísima situación por la que pasan las arcas públicas y en plena oleada de recortes presupuestarios.

Suministro para el Plan Rabasa y la Marina Baixa

El complejo construido entre Mutxamel y El Campello tiene como nombre oficial desalinizadora Marina Baja, aunque su ámbito de actuación principal serán unas 200.000 personas de l'Alacantí y sólo abastecerá a la Marina Baixa en caso de emergencia. Generará 17,5 hm3 anuales ampliables hasta 28 hm3 gracias a una segunda fase ya prevista. El Plan Rabasa de Alicante, que contempla 13.500 casas, recibirá 5,5 hm3. Las obras pendientes de adjudicación se dividen en tres ramales de conducciones: Uno suministrará a El Campello y en caso de emergencia a la Marina Baixa, gracias en este caso a una tubería que enlazará con la conducción Rabasa-Amadoiro; otro ramal llevará agua a Mutxamel, Sant Joan y Alicante; y el tercero abastecerá a San Vicente. Xixona también recibirá agua de la desalinizadora. J. A. R.