Cualquier ciudadano puede observar la costosa infraestructura que la Generalitat construyó para la línea 2 del TRAM entre el centro de Alicante y San Vicente del Raspeig y que permanece en desuso. Menos visibles, sin embargo, resultan los cinco tranvías que la Generalitat encargó a la firma Bombardier y que llegaron el año pasado hasta los talleres de El Campello desde la fábrica de Austria.

En marzo de 2011 llegó el primero de los convoyes y el último se recibió hace tres o cuatro meses, explican fuentes del comité de empresa de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, que reclaman la inmediata puesta en marcha del servicio utilizando al personal que ya tiene FGV, en lugar de privatizar la línea.

Cada uno de los tranvías ha costado más de 3,5 millones de euros y, sin embargo, permanecen almacenados en los talleres del El Campello. Algunos están aparcados debajo de una marquesinas, pero desprotegidos por los lados. Algún otros se encuentra completamente a la intemperie.

Las citadas fuentes explican que cuatro de los convoyes se llegaron a utilizar en las pruebas que se realizaron cuando acabaron las obras. Fue en la precampaña de las elecciones municipales y autonómicas y los entonces jefe del Consell, Francisco Camps, y conseller de Infraestructuras, Mario Flores sí subieron entonces a estos vehículos acompañados por las alcaldesas de Alicante y San Vicente, además de una larga lista de cargos públicos y periodistas. En ese periodo de pruebas se demostró que eran aptos, aunque no se utilizaron más.

El quinto de los vehículos ni siquiera se ha puesto a prueba porque, según las citadas fuentes, le falta una tarjeta informática. De hecho, sus asientos todavía permanecen embalados, como puede observarse en la imagen que aparece en la parte superior.

Los representantes de los trabajadores apuntan que estos tranvías son "intocables" para el resto del servicio que presta actualmente Ferrocarrils en Alicante.

Mientras, el comité de empresa de FGV indica en un comunicado que ha llegado a un acuerdo con la dirección para adaptar "el volumen de la plantilla a las necesidades del servicio, reorganizando los turnos y horarios del personal, aumentando así la capacidad de cobertura de FGV para atender las incidencias que se pueden producir en el servicio de tranvías del Área Metropolitana de Alicante y en el Puesto de Mando".

Los sindicatos consideran que esta ampliación supone que "FGV tiene una mayor disponibilidad para gestionar y explotar, de manera inmediata, la Línea 2 del tranvía entre Alicante y San Vicente con recursos propios".

Además, también habría suficientes vehículos pues no sólo se podrían utilizar los cinco tranvías citados, sino también los que se van a dejar de utilizar a partir de mañana. Cabe recordar que la empresa ha anunciado que a partir de este lunes, 6 de febrero, recorta frecuencias y horarios en la lanzadera -que conecta la estación de Sangueta con la parada de la plaza de la Puerta del Mar- y también en la línea 3, que une la estación alicantina de Luceros con la de Venta Lanuza, en El Campello. En la lanzadera los vehículos funcionarán de 7.39 a 20.09 horas en lugar de 6 a 22.24, el horario que había hasta ahora.

La plantilla asegura que esta remodelación todavía permite más poner en marcha la Línea 2 "con un considerable ahorró económico para las arcas publicas de la Generalitat" y una frecuencia de 10 a 15 minutos.

Uno que se desvió hacia Portugal por la tardanza en pagar

Hubo un sexto vehículo que llegó a salir desde la fábrica de Bombardier en Viena con dirección a Alicante, pero a medio camino se desvió hacia Portugal ante los retrasos del Consell en pagar, según han explicado fuentes del comité de empresa.

El Consell encargó en 2005 a la citada empresa catorce tranvías por 46 millones más IVA. Corresponden al modelo 4.200 y pueden alcanzar una velocidad de 70 kilómetros por hora, con una capacidad máxima de 277 pasajeros, entre los que viajan de pie y sentados.

Cada convoy pesa 41 toneladas y miden 32, 4 metros de largo, así como 3,6 de alto y 2,4 de ancho.

El primero de los vehículos llegó a El Campello el pasado mes de marzo desde Viena pasando por el puerto italiano de Livorno hasta Valencia, desde donde se trasladó por carretera los talleres.