A las 9,30 horas de hoy se cumplen 20 años de la muerte de Franscisco Cebrián, José Luis Jiménez Vargas y Víctor Puerta, las tres víctimas del atentado que la banda terrorista ETA perpetró en Mutxamel el 16 de septiembre de 1991. Con una misa en la parroquia de El Salvador del municipio, se recordará la memoria del propietario de la grúa municipal, de 40 años de edad, y de los dos policías locales, de 28 y 25 años, que murieron en el acto al estallar el coche bomba que trasladaban a un depósito de vehículos. El vehículo había chocado contra la pared de una casa en la acera opuesta al cuartel y ni la Guardia Civil, que avisó para que retiraran el vehículo, ni la Policía Local sospecharon que podía tratarse de un coche bomba.

Aunque la Corporación local tiene previsto llevar a cabo un acto de homenaje a las víctimas, éste se hará más adelante y hoy, coincidiendo con el trágico aniversario, solo tendrá lugar la celebración de la misa, según explicaron fuentes municipales.

A la homilía, que se celebrará a las 20 horas, está previsto que acudan familiares de las víctimas así como miembros de la Corporación municipal y vecinos para honrar a las tres personas asesinadas en Mutxamel.

A este atentado han seguido otros muchos en la provincia firmados por ETA, aunque fue en el cometido en 2002 cuando se volvieron a registrar víctimas mortales. La niña Silvia Martínez, de seis años, y Cecilio Gallego, de 57 años, murieron tras la explosión del coche bomba que ETA hizo estallar el 4 de agosto en Santa Pola, sin previo aviso, junto al cuartel de la Guardia Civil. Precisamente, la pequeña, hija de un guardia civil que vivía en el cuartel santapolero, está enterrada en Mutxamel ya que su familia era natural del municipio. El próximo año se cumplirán diez años del asesinato de ambos a manos de ETA.