Pretenden que el consumidor tenga en cuenta al turrón como un alimento más y que lo incorporen habitualmente a la cesta de la compra, bien para degustarlo sólo o combinado con otros productos. Esta es una tarea difícil en la que, apoyándose en las propiedades nutricionales del turrón, están empeñados los fabricantes de Xixona y para ello han abierto varios campos de investigación.

Se trata de un cambio de concepto que los fabricantes llevan tiempo transmitiendo a los profesionales y consumidores que participan en cursos y maridajes en los que los turrones se complementan con otros productos habituales como son los chocolates -el cacao y la almendra se diferencian sólo en que el primero lleva una grasa y el segundo un aceite-, pero también con algunos aparentemente tan alejados como son la mojama, la hueva o el bacalao. Si la mezcla de salazones y almendras es de uso común ¿por qué no salazones con turrón? se pregunta el director de Calidad del Consejo Regulador de la Denominación Específica Jijona y Turrón de Alicante, Cristian Verdú, quien destaca que la mojama y el turrón de Jijona son siempre la mejor combinación.

Se trata de obtener información para aplicarla en diversos ámbitos. En el industrial para lanzar nuevos productos, en restauración en donde el turrón ya aparece en ensaladas, rellenos de carne o salsas de pescado, y también desde el punto de vista científico gracias a un convenio con la Universidad Miguel Hernández de Elche.

"Abrir el producto turrón, sea protegido o no, y que cambie su concepto de dulce a alimento", este es el reto, explica Verdú. Para ello, parten de una teoría aplastante como son las valiosas propiedades nutricionales de los ingredientes del turrón -almendra, miel y azúcar- aunque en el camino siempre se han encontrado con un serio inconveniente como es el arraigo del consumo de este producto a fechas muy concretas como son las navidades y más recientemente porque se trata de un producto con gran valor calórico. La desestacionalización del consumo es una batalla en la que los fabricantes han dado muchos pasos con mayor o menor acierto y hasta ahora sólo lo han conseguido de forma notoria convirtiéndolo en helado. No en vano, esta variedad es la tercera en consumo, después de la estracciatella y el mantecado. También, aunque en menor medida, dando valor añadido a otros productos como barquillos, galletas o productos lácteos.

Ahora, el objetivo es que el turrón se convierta en un producto de consumo habitual que complementa la dieta mediterránea.

Unas 300 personas ya han participado en esta apuesta de la Asociación de Fabricantes de Turrones y Chocolates de la Comunidad Valenciana. A ellos hay que sumar otras 200 que han seguido las colaboraciones que habitualmente se celebran con bodegas de toda la provincia.

En los próximos cursos que se impartirán durante el mes de mayo los maridajes se realizarán entre turrones, vinos y bebidas espirituosas, aunque los fabricantes ya están proyectando otras sesiones con quesos y panes.