El Ayuntamiento de Xixona ha puesto en marcha una actuación de urgencia para frenar el gran deterioro que sufre la fachada de la Església Vella, único vestigio que queda en pie de la Iglesia de Santa María, construida en el siglo XIII en lo que ahora es el Casco Antiguo. Los arqueólogos empezaron ayer los trabajos, que consisten en afianzar la fachada, sanearla, recuperar su aspecto original retirando modificaciones posteriores y limpiarla de pintadas, según explicó la edil de Cultura Rosa Arques.

El Consistorio ha destinado 60.000 euros para este año diseñando un plan de urgencia ante el creciente deterioro que está sufriendo la fachada y varios derrumbes que se han registrado debido a las lluvias. Ante el peligro para la conservación de este Bien de Interés Cultural (BIC) se ha contratado los servicios del arquitecto Marius Bevià, experto en rehabilitación de patrimonio. Arques destacó ayer que "se trata de una actuación de emergencia en la que intentamos que no se produzcan más derrumbes del techo por las lluvias y evitar que se siga deshaciendo la sillería. Por ello se va a consolidar y limpiar la fachada", que es de un estilo de transición al gótico valenciano. De esta forma se va a dar mayor relevancia al tallado que hay de Santa María con Santa Bárbara y San Bartolomé en el frontón, y se van a retirar los enlucidos que se añadieron posteriormente para apuntar el inmueble y que ocultan la piedra original, que quedará al descubierto.

Del mismo modo el Consistorio, propietario de este BIC, tiene prevista una segunda fase, al margen de esta actuación de urgencia, más ambiciosa. Por una parte se trata de catalogar todos los restos existentes de la iglesia, no sólo los que hay en el solar que ocupaba antiguamente, sino las piedras que se guardan en un lugar cercano, donde se ocultaron para evitar expolios. De esta forma se podría llegar a reconstruir alguna parte de la iglesia, como algún pilar o arco, si se consigue localizar los restos adecuados. Pero siempre se trataría de una rehabilitación, en ningún caso se plantean volver a reconstruir la iglesia, una idea que ya se descartó a principios de los años 80.

Por otra parte se quiere levantar el pavimento que ocupa la zona donde se ubicaba la iglesia y realizar catas arqueológicas para comprobar si quedan más restos debajo, y averiguar si se oculta allí la antigua mezquita de Xixona. Pero antes de tomar esta decisión, que implica levantar los 30 centímetros de hormigón armado y el pavimento colocados hace 20 años, hay que valorar con expertos si vale la pena o no, si hay posibilidades reales de hallar restos de relevancia allí, señala Arques.

Conforme avancen los trabajos y dependiendo del coste de los mismos, se valorará si este año se puede abordar la catalogación de los restos o dar prioridad a las catas. El objetivo es recuperar este patrimonio histórico y cultural de de Xixona, y que este lugar constituya un mirador que sirva para celebrar actividades, sea un punto de interés turístico y reactive la actividad del Casco Antiguo.

De lugar sagrado construido por Jaume I a corral

Según cuenta la tradición, el Rey Jaume I ordenó la construcción de la Iglesia de Santa María en el año 1253 tras la conquista de Xixona y la expulsión de los musulmanes. En este santo lugar predicó Sant Vicent Ferrer en 1411 y fue en el siglo XX cuando su deterioro fue a más hasta acabar desapareciendo salvo su fachada. En la década de los años 20 se convirtió en un corral para gallinas y en los años 60 se derrumbó el techo y su deterioro fue total, acabando en el suelo. En 1975 el alcalde Fernando Galiana se propuso reconstruir -no rehabilitar- la iglesia y el proyecto se valoró en siete millones de las antiguas pesetas, pero no se llevó a cabo. Finalmente hace 20 años se decidió dejar sólo la fachada y tapar el suelo respetando los límites y pilares que quedaban de la iglesia, convirtiendo el lugar en una zona pública con bancos para sentarse.