El cierre, a finales de febrero, de los cines apuntilló al centro comercial Panoramis, que se ha visto forzado a presentar voluntariamente un concurso de acreedores, antigua suspensión de pagos. La sociedad gestora explica en un comunicado que ya ha contratado a una firma especializada para tratar de relanzar el centro comercial que, desde su apertura, nunca ha terminado de despegar.

El consejo de administración de la Sociedad Marina de Poniente, que gestiona Panoramis, acordó ayer solicitar al juzgado su declaración en concurso de acreedores voluntario "para ordenar las obligaciones de pago corrientes". Desde la empresa explican que una década después de que el centro abriera sus puertas se han visto "obligados" a ello. La sociedad no oculta que el desencadenante de esta decisión ha sido el cierre de los cines con "la rescisión unilateral e injustificada del contrato" por parte de la empresa que explotaba las salas CINESA.

La clausura de los cines fue la gota que colmó el vaso de un complejo que, con la crisis, ha visto como el 80% de sus tiendas ha tenido que echar el cierre. Según la mercantil, la decisión de solicitar el concurso de acreedores "se adopta de forma responsable y transparente" y como una solución de carácter "temporal" para garantizar la "viabilidad de la sociedad y de cobro para los acreedores actuales y futuros".

La solicitud cursada ante el juzgado de lo Mercantil "es compatible" con la posibilidad de relanzar el centro comercial y de ocio. Para ello, desde Marina de Poniente explican que han contratado a los servicios de una firma "de reconocido prestigio en el sector" para que "en un breve plazo de tiempo" pueda acometer "el proceso de trasformación del centro". Este proceso, según indicó la sociedad en un comunicado, pretende "darle un cambio más actual y moderno, con usos acordes a nuevos tipos de clientes".

Desde la sociedad no concretaron qué actuaciones se llevarán a cabo para lograr ese objetivo de relanzar el centro comercial que, pese a su ubicación privilegiada, no ha terminado de despegar y se ha visto fuertemente sacudido por la crisis económica. Las salas de cine nutrían de clientela a los restaurantes y bares del complejo, por lo que el cierre de las instalaciones supuso la caída en picado de las expectativas de los comerciantes. El persianazo de los cines cayó como un jarro de agua fría entre los escasos comerciantes que todavía sobrevivían y han terminado por llevar a Panoramis al concurso de acreedores. Ahora, el futuro del centro comercial y de ocio pende de un hilo y del proyecto de revitalización que se acometa para lograr captar la afluencia de los clientes.