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«Lamentablemente para Alicante, el alcalde Pedro Zaragoza nació en Benidorm»

Tomás Mazón, profesor de Sociología del Turismo y director de la Cátedra Pedro Zaragoza de la Universidad

¿Cómo llegó al sector hotelero y qué había entonces en la ciudad de Alicante?

En febrero de 1964, recién cumplidos los 14 años, comencé a trabajar de botones en el hotel Carlton de Alicante. Tuve que abandonar los estudios en el Instituto Jorge Juan. Obviamente, la decisión no la tomé yo. Mis padres consideraron que era un buen trabajo, y al tener la oportunidad de colocarme en ese hotel dejé el instituto.

Pudiendo haber seguido en el sector, llega un día en el que da un giro copernicano a su vida y se dedica a la docencia. ¿Por qué?

Me considero muy afortunado por haber trabajado en este sector en sus años más boyantes. No obstante, me sentía muy incómodo e insatisfecho conmigo mismo por no tener estudios. A los 27 años, mi cuñado Celso Serrano me animó a presentarme al examen de acceso a la Universidad para mayores de 25 años. Y de repente, la vida me arrastró abriéndome a un mundo al que no había tenido acceso. Fueron años de mucho esfuerzo, tanto para mí como para mi mujer y mis hijos. Por la mañana acudía a las clases y por la tarde cumplía con mi trabajo en la recepción del hotel Gran Sol. A los 32 años me licencié en Geografía, a los 35 leí mi tesina sobre la evolución urbano-turística de la Playa de San Juan y a los 41 fui doctor con mi tesis sobre la configuración del espacio urbano.

«Esplendor y decadencia de la actividad turística en Alicante». Explíquese un poco mejor.

Es muy fácil. En los años 60 y 70 del siglo XX para trabajar en un hotel de lujo se exigía educación, amena conversación, buena presencia, don de gentes y la suficiente habilidad para poder solucionar todo tipo de problemas y necesidades que tuviesen los clientes. Con el transcurrir del tiempo, el funcionamiento de los hoteles ha cambiado por completo. Salvo honrosas excepciones se ha perdido el glamour que antaño envolvía a los hoteles de lujo. Se disfrutaba de un gran ambiente por su vida social tan viva. La situación ahora es muy diferente. Los clientes de los hoteles urbanos suelen ser básicamente profesionales en viaje de trabajo, no de ocio o placer, que tratan de rentabilizar su tiempo al máximo. Salen del hotel a primeras horas de la mañana para regresar por la noche a retirarse a sus habitaciones.

¿Cuál fue la mejor época?

Las décadas de 1960 y 1970 fueron magníficas. Mucho movimiento en una ciudad que se estaba abriendo a nuevos vientos y situaciones. Modernización social, crecimiento urbano, demográfico, económico, que en casi todos los casos vinieron de la mano del turismo. Puedo presumir que a lo largo de esta época pude atender, hablar, conocer a personajes de talla internacional: Henry Fonda, Orson Welles, Jayne Mansfield, Yul Brynner, Louis Amstrong, Paul Anka, Brodery Crawford, Don Murray, Janet Leigh, Silvie Vartan, Lucho Gatica, Diana Dors, Marisol, Rocía Durcal, Espartaco Santoni, Bruno Lomas, Alberto Closas, Luis Mariano, Ismael Merlo por citar a unos pocos del mundo del cine y de la canción. Quiero destacar la amistad y complicidad que llegué a tener con una persona muy valiosa, José Luis Sampedro y que, de no haber trabajado en el Hotel Gran Sol jamás habría conocido.

¿Y la peor?

Personalmente, mis peores momentos profesionales los viví cuando el hotel Gran Sol fue arrendado por la cadena hotelera Tryp. Los 15 meses que trabajé con ellos fueron un infierno en el que profesionalmente se iba de mal en peor. Hasta tuve que soportar que el presidente sólo dirigió una vez a mí y fue para preguntarme de qué era yo doctor. En Geografía le dije ¿Y eso para que sirve? Me espetó. Poco tiempo después le contesté que ese título de doctor, que tanta gracia le provocó fue importantísimo y definitivo para mi vida y la de mi familia. Me sirvió para dejar de trabajar en uno de los hoteles de su compañía y me abrió las puertas de la Universidad de Alicante.

¿Qué opina de la situación actual de la planta hotelera de Alicante?

Hay hoteles magníficos con una buena relación calidad-precio. No obstante, alguno de los establecimientos más antiguos necesitan una profunda remodelación. Soy consciente de que los tiempos no permiten estas alegrías, pero si no lo hacen se verán en dificultades, ya que no se puede ofertar un producto que no se haya puesto al día.

Desde su punto de vista, ¿qué le falta a la ciudad?

Alicante tendría que mejorar en sus ofertas de ocio y potenciar el turismo deportivo buscando que se realicen eventos internacionales, atraer al turismo ruso que además del clima busca un comercio de calidad; el turismo de fin de semana, aprovechando las mejoras en las comunicaciones que ha supuesto el AVE, turismo náutico, el de cruceros, por decir unas pocas cosas de las que podría decir.

Los hoteleros llevan años reclamando un icono y un centro de congresos. ¿Está de acuerdo?

Bueno, jamás he sido hotelero y nunca lo seré. Y sí, me llama la atención que los empresarios reclamen un icono que identifique a Alicante. Que este icono podría ser un paseo marítimo desde Urbanova hasta El Campello, o desde la Oami hasta la Albufereta. Creo que los empresarios deben orientar sus esfuerzos en otras direcciones más reales, prácticas, necesarias y que no tengan tanto de utópico en un país arruinado como el que tenemos. Deben saber, que no hay recursos económicos para afrontar un paseo de esta envergadura. Además no hace falta crear un icono, Alicante ya tiene varios que son únicos en el mundo: la Cara del Moro, la Explanada y la maravillosa bahía alicantina. En cuanto al centro de congresos les doy la razón, Alicante ha perdido este tren, ahora, habría que ver por qué se ha llegado a esta situación.

Dirige la Cátedra de Estudios Pedro Zaragoza. ¿Hubiera necesitado Alicante un alcalde como Pedro Zaragoza o era imposible por la capitalidad de Alicante

Entre las personas, de vez en cuando, muy de largo en largo, surge un ser excepcional e irrepetible. Este fue don Pedro Zaragoza Orts. Un personaje único, un adelantado a su tiempo, audaz y con ideas osadas para su tiempo. Lamentablemente para Alicante, Pedro Zaragoza nació en Benidorm.

Precisamente, esta semana se ha presentado en Fitur el cortometraje «Bikini», donde se cuenta el viaje que realizó Zaragoza a Madrid para convencer a Franco de que permitiera esta prenda de baño en las playas. Las consecuencias no hace falta explicarlas.

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